22 de noviembre de 2007

SOLTEROS PARA EL SEÑOR EN LA IGLESIA

Objetivo: Comprender la importancia de los solteros en las actitudes pastorales, para que a través de ellos se contribuya a construir el pueblo de Dios.

Ver.
Qué dirías de una persona soltera, que no se casó porque se le pasó el tiempo sin saber cómo, que no le da sentido a su vida, que la va pasando así como Dios le da entender, ni para bien ni para mal como dice san Juan: «ni frío ni caliente». Que si es hombre, no busca superarse en ningún aspecto tanto en el campo humano, como en el espiritual; además anda en vicios, lo poquito que consigue en algún trabajo, todo lo despilfarra en el trago y siempre anda mal aseado.
Una persona como que no se antoja ser, de este tipo de personas hay muchas en el mundo
¿Conoces alguna persona así?
¿Qué consejo le darías a una persona como ésta?

Pensar.
La Iglesia siempre ha valorado a los laicos célibes que han consagrado su vida al servicio de Cristo y de la pastoral. Así tenemos a catequistas, que toda su vida se dedican a impartir la doctrina cristiana a los niños, realmente se puede hablar de verdaderas vocaciones; hombres que se han consagrado al servicio del altar, en su labor de sacristanes por más de 50 años, muchos ahí murieron, así podemos mencionar tantas personas que han renunciado al matrimonio, para dedicarse más de cerca a servir al Señor en los sacerdotes, en sacristías, curatos, seminarios, como agentes de pastoral, etc.
El catecismo católico menciona y alaba a éstas personas que con valentía se entregan al servicio del Señor: «Es preciso recordar a un gran número de personas que permanecen solteras a causa de las condiciones concretas que quieren vivir. Estas personas por su servicio se encuentran particularmente cercanas al corazón de Jesús, viven el espíritu de las bienaventuranzas, sirviendo a Dios y al prójimo de manera ejemplar» (CEC. 1658).

Actuar.
1. ¿Qué hacer después de esta reflexión?
Lo mejor que puedo hacer es criticarlos menos y no juzgarlos como chinches de iglesia o ratas de sacristía y pensar:
2.¿Qué es lo que yo estoy haciendo en favor de mi parroquia?

Celebrar.
Entonar un canto vocacional y terminar con el rezo del Padre nuestro.

LA SOLTERIA COMO SERVICIO A LA COMUNIDAD

Objetivo: Saber que la vocación a la soltería debe estar encauzada a un servicio social en la comunidad, para darle un verdadero sentido a las actividades temporales.

Ver.
¿Cómo entender la soltería sin encauzarla en una labor social?
¿Conoces alguna persona soltera, que desempeñe alguna labor en bien de la comunidad?
¿Te gustaría ser una persona así?
¿Qué opinas de las personas que no se casan, te edifican, te repugnan, te dan lástima?

Pensar.
Existen personas solteras, que se dedican plenamente a una obra específica en favor de la comunidad, estas personas son valiosas. ¿Quién de nosotros no ha recordado a aquel maestro de nuestros pueblos alteños, que con agrado por su dedicación y consagración al profesorado ha renunciado al matrimonio para dedicarse a esa labor tan insigne? Aquella enfermera amable y atenta en el cuidado de los enfermos, en hospitales y centros de salud, sin duda que todos hemos conocido personas como estas.
San Pablo no quiere obligar que todos sean solteros como el lo fue, pero si recomienda que no cambien de estado de vida de que fueron llamados: ¿Qué cada uno viva según el Don recibido del Señor.Esta es la norma que les doy a todos: «Que cada cual, hermanos, continúe ante Dios en el estado que tenía al ser llamado a la fe» (ICor 7, 17-24). Con esto san Pablo está afirmando que la vida celibataria es una vocación especial a la que Dios sigue llamando hoy a hombres y mujeres, en la construcción de una sociedad más justa.

Actuar.
Después de esto, ¿Cómo voy a valorar la soltería como estado de vida?
Una manera de valorar más la vida célibe, sería en promover en tu comunidad esta vocación a que no se le considere tan despreciable o fuera de lo ordinario.

Celebrar.
Formar un círculo tomados de la mano y entonar un canto, ya sea este u otro:
Somos un pueblo que camina y juntos caminando podremos alcanzar,
otra ciudad que no se acaba sin penas ni tristeza, ciudad de eternidad.
Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo buscando otra ciudad
Somos errantes peregrinos en busca de un destino destino de unidad.
Siempre seremos caminantes, pues solo caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba

CELIBATO Y SOLTERIA SE COMPLEMENTAN

Objetivo: Entender que el celibato y soltería no deben ser elementos distintos, sino complementarios, para formar un solo estado de vida laical, en hombres y mujeres.

Ver.
Propiamente hablando sabemos que no es lo mismo ser célibe que ser soltero.
El caso del primero, se es célibe cuando se hace el propósito firme de no casarse, además se es casto; en el caso del segundo, se es soltero, simplemente porque todavía no se ha casado, pero no descarta la posibilidad si se encuentra con la persona idónea, sin embargo, a pesar de la distinción en el caso de los laicos célibes, estos dos elementos deben complementarse.

Pensar.
La Iglesia condena rotundamente a personas solteras, que no se casaron por cobardes, por temor a enfrentar la responsabilidad del matrimonio, pero que son mujeriegos; quieren vivir los dos estados de vida sin asumir alguno de ellos.
El Señor lo dice bien claro, «no podréis servir a dos señores», es decir, no te es lícito, no es bueno. Jesús nos dio ejemplo, El fue el primero que vivió esas dos realidades en su persona. Después de Cristo podemos mencionar muchos santos mártires que murieron siendo solteros célibes.
Quien vive de tal forma dice San Pablo supera en perfección al matrimonio, de esta manera dice: «No obstante digo a los no casado: bien les está quedarse como yo» (ICor 7, 8).
Ser soltero célibe hoy en día es un mérito y un testimonio a la comunidad. Pidamos al Señor, para que esta vocación que el Señor suscitó en su Iglesia grandemente en tiempos pasados se fortalezca cada día más, para el servicio de su viña.

Actuar.
Que promueva en mi comunidad el valor de la virginidad, en los jóvenes solteros, condenando siempre por muchos medios el aborto, la prostitución, las relaciones prematrimoniales y otros que dañan a los jóvenes de hoy
1. ¿Cómo lograr que mi vida diga mi vocación?

Celebrar.
Con algún signo que simbolice la pureza, la virginidad, (por ejemplo unas flores blancas), se puede entonar un Salmo de acción de gracias. (Ejemplo: Sal. 99)
Aclama al Señor tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

LA SOLTERIA EN UNA VOCACION

Objetivo: Entender que el celibato en la vida de la soltería, es una vocación especial en hombres y mujeres, para vivir más plenamente la identidad de ese estado de vida.

Ver.
1. ¿Qué se entiende por celibato, fuera de la vida consagrada?
2. ¿Es posible vivirlo hoy?
3. ¿Qué valor tiene en nuestros días?
4. ¿Por qué la soltería se considera una vocación?

Pensar.
El celibato no está reservado sólo a la vida consagrada, sino que también existen laicos, que por medio del celibato encuentran su realización. Debido a esto podemos decir con certeza que la vida célibe en los laicos es una verdadera vocación.
Ya lo habíamos dicho en los temas pasados sobre el matrimonio, que no todos son llamados a la vida matrimonial, por incapacidad física y psíquica; pero además de estos hay otros que gozando de cabal salud han descubierto en el celibato su verdadera vocación.
San Pablo ve en la vida célibe el estado de vida perfecta: «Les digo esto no como mandato, sino como consejo: mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene de Dios su propio don: unos casados, otros sin casar» (Cor... 7, 6-7). Con esto San Pablo nos hace ver, que el celibato es un don de Dios, no es conveniencia de la gente para evadir responsabilidades.
Por tanto, Dios es el que llama y si llama El dará todo lo necesario y los medios para poder responderle a ese llamado. Con esta reflexión ya podemos pensar en nuestra propia vocación.

Actuar.
¿Realmente este es el estado de vida que Dios eligió para mí?
Bueno sería analizar mi vida delante de Dios, tratando de sacar a relucir cualidades y aptitudes y ponderar el llamado del Señor.

Celebrar.
Colocar alguna imagen del Señor en el centro de la reunión. Puede ser un cuadro, un crucifijo para simbolizar que El es el que llama y todos tomados de la mano entonar el siguiente canto vocacional u otro.
Tú, Señor, me llamas; tú Señor, me dices: ¡Ven y sígueme; ven y sígueme!
Señor, contigo iré; Señor, contigo iré. Dejaré en la orilla mis redes.
tomaré el arado contigo, Señor; guardaré mi puesto en tu senda,
sembraré tu palabra en mi pueblo, y brotará y crecerá Señor, contigo iré, Señor, contigo iré

EL LAICO COMPROMETIDO TAMBIEN ES MISIONERO (RETAGUARDIA)

Objetivo: Comprender que por el bautismo, todos los cristianos pertenecen a una Iglesia misionera, para que vivan conforme a ese llamado en el cumplimiento de sus deberes.

Ver.
¿Cómo ser misionero en la propia comunidad?
Misionero no es sólo el que sale a tierras lejanas a llevar el mensaje del Evangelio a los que no conocen a Jesús, sino que también podemos ser misionero en nuestra comunidad ¿Cómo? Con el fiel cumplimiento de las tareas diarias en lo temporal, pero especialmente en las actividades espirituales.
Lo primero es tener un espíritu misionero, para que todas las obras realizadas sean encausadas en bien de que todos lleguen al conocimiento del Evangelio.
Tiene mucha importancia la vida de oración personal y comunitaria de todo cristiano, además sus sacrificios personales de cada día en bien de aquellos que no conocen a Jesús; finalmente participando en las actividades misioneras de mi comunidad: DOMUND, campaña por las misiones en el mes de octubre, propagación de las revistas misioneras, etc...

Pensar.
Ya sabemos que la misión de Evangelizar y de llevar la Buena Nueva no es sólo de los sacerdotes, Jesús no envío a los apóstoles solamente, sino que a todos sus discípulos, por consiguiente, todos los bautizados somos responsables de esta tarea; ahora bien, no todos son enviados a ser misioneros de vanguardia, habrá otros que oren y refuercen la tarea de los misioneros desde su propio ambiente, a estos cristianos se les llama: misioneros de retaguardia. María es la primera misionera por ser la colaboradora de la salvación en el fiel cumplimiento de las actividades domesticas, el ¡Hágase! de María es mantenido fielmente toda su vida (Lc. 1, 26-38) en el servicio al prójimo, visitando a su prima Isabel (Lc. 1, 39-56); en oración en compañía de los apóstoles el día de Pentecostés (Hch 2, 1-4).
La presencia de María tiene como fin anunciar a Jesús, como lo hizo con su prima Isabel. Tenemos además el testimonio de Santa Teresita, patrona de las misiones: «Presiento que la misión mía va a empezar, la misión de enseñar mi caminito a las almas, camino de infancia espiritual, de confianza y total abandono, robando el corazón a Jesús con la continua ofrenda de pequeños sacrificios»

Actuar.
1. ¿De qué manera participo del mensaje de Jesús en mi propia comunidad?
Mi primer anuncio sin duda que debe ser el testimonio de vida, es decir, una vida coherente entre palabra y vida, cumpliendo de la mejor manera con mi responsabilidad diaria.

Celebrar.
Terminar con el canto:
«Si yo no tengo amor, yo nada soy Señor...»
El amor es comprensivo,
el amor es servicial,
el amor no tiene envidia,
el amor no busca el mal

COMO SER MISIONERO EN CASA

Objetivo: Buscar los medios de acercarnos a los más alejados, a través del diálogo, para formar una sola comunidad, bajo un mismo Pastor.

Ver.
¿Quiénes son los alejados?
tenemos que entender que los alejados no son los que no han conocido el mensaje de Jesús, sino que son los cristianos que han nacido en el seno de la Iglesia Católica, pero que por diversas circunstancias se han alejado de la comunidad y no participan de los bienes espirituales que la Iglesia ofrece a sus miembros.
Entre los alejados están: Los resentidos por un favor negado, los débiles de conciencia escandalizados por un antitestimonio, los que han cambiado de credo y se han refugiado con los hermanos separados, los que se dicen no-creyentes y los no practicantes que todo lo critican.
La pregunta sería ¿Qué hacer para volverlos al seno de la Iglesia?

Pensar.
El caso de los cristianos alejados tiene su explicación en una falta de madurez en la persona. San Pablo en esto tiene mucho que decirnos, ya que el se considera apóstol por vocación divina, y en esto nos da testimonio de fidelidad al Señor, a pesar de las dificultades que padece en su ministerio apostólico: calumnias, necesidad, prisiones, desvelos, azotes, etc... la fuerza de Dios está con El, dando testimonio de la verdad (IICor. 6,3-10).
Por otra parte, habla de los débiles de conciencia, los que se escandalizan, porque todavía no han madurado su fe lo suficiente, refiriéndose a aquellos cristianos que comían la carne que era sacrificada a los ídolos, a éstos el apóstol les recomienda, que no lo hagan, no porque fuera malo, sino para no ocasionar escándalo a los de conciencia débil (ICor 8, 7-13).
En nuestra comunidad estos son los alejados, como bautizados tenemos la obligación de acercarnos a ellos, con testimonio de vida íntegra, con prudencia en los actos que realizamos, como dice nuestra gente: «No hagas cosas buenas que parezcan malas», para no escandalizar y finalmente, en el diálogo y en la solidaridad; que no se sientan relegados y les tendamos la mano.
Actuar.
¿De que manera vamos a buscar a los alejados?
No se trata de esperar que ellos vengan, sino, que nosotros, con el diálogo haremos un espacio propicio, visitándolos a sus casas; tratando de ser solidarios con ellos, buscar en el diálogo lo que se tiene en común, pero sin duda lo que más podemos hacer por ellos es nuestro testimonio.

Celebrar.
Terminar cantando el «Padre Nuestro» Es el mejor signo de unidad entre los cristianos.

VOCACION DE LA IGLESIA A LA VIDA MISIONERA

Objetivo: Profundizar en el envío que hace Jesús a sus discípulos, de evangelizar a todos los pueblos, para comprender mejor la naturaleza misionera de la Iglesia.

Ver.
1. ¿Qué entiendes por Iglesia?
2. ¿Por qué se dice que la Iglesia es misionera?
3. ¿De donde le viene ese atributo?
4. ¿Cómo podríamos ser misioneros dentro de la Iglesia?

Pensar.
Es posible que hayamos leído por allí en alguna revista, libro, hoja parroquial, que la Iglesia es misionera por naturaleza, o en su defecto, lo hemos escuchado muchas veces por boca de los sacerdotes en sus homilías. Pero veamos el origen de esta afirmación remontándonos al principio de la Iglesia.
Los evangelios coinciden en el mandato misionero que Jesús hace a sus discípulos, para que vayan a llevar la Buena Nueva a todos los rincones de la tierra: Jesús se acercó a ellos y les habló así «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y hacer discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,18-20).
Además con esto queda bien claro que la Iglesia hace esa encomienda bien concreta y así se ha considerado siempre a lo largo de la historia; su misión, es la evangelización de los pueblos, como lo dice Pablo VI: «El esfuerzo orientado al anuncio del evangelio a los hombres de nuestro tiempo, es sin duda alguna, un servicio que se presta a la comunidad cristiana e incluso, a toda la humanidad» (E.N. 1).

Actuar.
El primer compromiso que debemos sacar de esta verdad, sería tomar conciencia que como bautizado soy miembro de la Iglesia y como miembro activo soy misionero, y como misionero:
1. ¿Que estoy haciendo para llevar el mensaje a los hermanos?
Colocar en el centro de la reunión los instrumentos de todo misionero: crucifijo, Biblia, sandalias, y el morral.

Celebrar.
Entonar el canto:
Sois la semilla que ha de crecer sois la estrella que ha de brillar sois levadura,
sois grano de sal, antorcha que debe alumbrar.
Sois la mañana que vuelve a nacer, sois espiga que empieza granar, sois aguijón y caricia a la vez,
testigos que voy a enviar.
ID AMIGOS POR EL MUNDO...

LA VIDA MISIONERA DE LOS BAUTIZADOS

Objetivo: Entender que, en la Iglesia todos somos enviados a evangelizar para que todos los pueblos conozcan la verdad de Jesucristo y vivamos según ese evangelio.

Ver.
¿Quiénes son enviados a tierra de misión?
Sabemos bien que por el bautismo todos los cristianos somos misioneros como lo es la Iglesia por naturaleza; pero también es sabido que no todos son enviados a evangelizar a tierras lejanas, sino sólo aquellos que son llamados y tienen el don de la Palabra.
De esta manera la Iglesia envía misioneros que se preparan en los institutos misioneros para ser enviados. A estos cristianos que la Iglesia envía a lugares lejanos en situaciones diferentes a la fe católica son llamados misioneros de vanguardia, porque son los que van al frente de la evangelización soportando todas las contrariedades que lleva consigo el anuncio del evangelio.

Pensar.
San Pablo a Timoteo le recalca el deseo de Dios en su plan de salvación: «Esto es bueno y agradable a Dios que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (I Tim. 2,34) Podemos confirmar esta idea con lo que nos dice Mc. 16,20 «Los discípulos salieron a predicar por todas partes y el Señor estaba en con ellos confirmando sus labras con señales milagrosas».
Los misioneros son enviados a evangelizar, así como el Padre envió al Hijo, La Iglesia envía misioneros con la misma misión de Cristo ¿Pero que es evangelizar? «Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad; y con su influjo transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad». (E.N. 18).
No se trata de implantar la Iglesia donde no hay, porque en su mayoría ya está implantada, sino de llevar el contenido mismo de la misión: el anuncio de la Buena Nueva a todos los hombres, especialmente a los no cristianos o a los que están descristianizados, pero especialmente el trabajo de catequesis y de formación cristiana permanente.

Actuar.
Después de conocer mejor la labor de los misioneros, una actitud positiva de lo que no hemos sido llamados a ser enviados a tierra de misión, sería la de comprender y entender mejor la labor que hacen en favor de la Iglesia Universal.
En último término, pedir por ellos para que el Señor fructifique la semilla que siembran día con día.

Celebrar.
Se puede entonar este canto-mensaje misionero:
Yo vengo del sur y del norte, del este y oeste de todo lugar.
Caminos y vidas recorro, llevando socorro, queriendo ayudar.
Mensaje de paz es mi canto y cruzo montañas y voy hasta el fin.
Hoy temo a la bomba que hizo y la fe que deshizo y espera por mi.
Al pecho llevo una cruz y en mi corazón lo que dice Jesús. (2).

VOCACION DE LA IGLESIA A LA VIDA MISIONERA

Objetivo: Profundizar en el envío que hace Jesús a sus discípulos, de evangelizar a todos los pueblos, para comprender mejor la naturaleza misionera de la Iglesia.

Ver.
1. ¿Qué entiendes por Iglesia?
2. ¿Por qué se dice que la Iglesia es misionera?
3. ¿De donde le viene ese atributo?
4. ¿Cómo podríamos ser misioneros dentro de la Iglesia?

Pensar.
Es posible que hayamos leído por allí en alguna revista, libro, hoja parroquial, que la Iglesia es misionera por naturaleza, o en su defecto, lo hemos escuchado muchas veces por boca de los sacerdotes en sus homilías. Pero veamos el origen de esta afirmación remontándonos al principio de la Iglesia.
Los evangelios coinciden en el mandato misionero que Jesús hace a sus discípulos, para que vayan a llevar la Buena Nueva a todos los rincones de la tierra: Jesús se acercó a ellos y les habló así «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y hacer discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,18-20).
Además con esto queda bien claro que la Iglesia hace esa encomienda bien concreta y así se ha considerado siempre a lo largo de la historia; su misión, es la evangelización de los pueblos, como lo dice Pablo VI: «El esfuerzo orientado al anuncio del evangelio a los hombres de nuestro tiempo, es sin duda alguna, un servicio que se presta a la comunidad cristiana e incluso, a toda la humanidad» (E.N. 1).

Actuar.
El primer compromiso que debemos sacar de esta verdad, sería tomar conciencia que como bautizado soy miembro de la Iglesia y como miembro activo soy misionero, y como misionero:
1. ¿Que estoy haciendo para llevar el mensaje a los hermanos?
Colocar en el centro de la reunión los instrumentos de todo misionero: crucifijo, Biblia, sandalias, y el morral.

Celebrar.
Entonar el canto: Sois la semilla…

PASOS PARA DESCUBRIR MI VOCACION

Uno de los grandes retos que deberás enfrentar en tu vida es el de encontrar tu lugar en la sociedad y en la Iglesia. Para ti, que buscas tu vocación, describiré 7 pasos que te pueden ayudar a discernir el proyecto de Dios sobre ti. Aunque me referiré directamente a las vocaciones consagradas (sacerdocio y vida religiosa), los pasos que enumeraré se pueden aplicar para el discernimiento de cualquier vocación, estado de vida o profesión. Descubrir tu vocación no es fácil, pero tampoco es imposible.
Si con sinceridad te pones a buscar la voluntad de Dios y realizas los pasos que aquí te sugiero, creo que podrás encontrarla. De muchos modos Dios te está revelando la manera cómo quiere que colabores en la instauración de su Reino. El es el más interesado en que tú descubras y realices tu vocación. Por eso haz oración, dialoga con tu director espiritual, percibe, infórmate, reflexiona, decídete y actúa.

1. ORACION
«Señor, ¿qué quieres que haga?» Hch 22, 10. La vocación no es algo que tu inventas; es algo que encuentras. No es el plan que tu tienes para tu vida, sino el proyecto de amistad que Jesús te propone y te invita a realizar. No es principalmente una decisión que tu tomas sino una llamada a la que respondes. Si quieres descubrir tu vocación dialoga con Jesús, sólo mediante la oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afinará tu oído para que puedas escuchar y fortalecerá tu alma para que puedas responder. En el diálogo de amistad con Jesús podrás oír su voz que te llama: «ven y sígueme» (Lc. 18, 22); o bien, escucharás que te dice: «vuelve a tu casa y cuenta lo que Dios a hecho por ti» (Lc. 8, 39).

2. PERCEPCION
«Había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacia esfuerzos por ahogarlo, no podía» (Jr 20, 9). Para descubrir lo que Dios quiere de ti tienes que escuchar, mirar y experimentar.
Para esto necesitas hacer silencio interior y exterior; el ruido te impide percibir. Está atento a lo que se mueve en tu interior: tus deseos, tus miedos, tus pensamientos, tus fantasías, tus inquietudes, tus proyectos. Escucha tanto a los que aprueban tu inquietud como a los que la critican.
Escucha tu corazón: ¿qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te rodean: ¿qué te está diciendo Jesús a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de su desesperanza, de su necesidad de Dios...?
Ve tu historia: ¿Por cuál camino te ha llevado Dios?
¿Cuáles han sido los acontecimientos más importantes de tu vida?,
¿de que manera Dios estuvo presente o ausente en ellos?
¿Qué personas concretas han sido significativas para ti? ¿Por qué?
Contempla el futuro: ¿qué experimentas al pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios?
Tienes sólo una vida, ¿a qué quieres dedicarla?
Ten cuidado en discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una verdadera vocación consagrada o son manifestaciones de que Dios quiere que intensifiques tu vida cristiana como seglar. Al dar este paso podrás decir: «Tal vez Dios me esté llamando... «Siento la inquietud de consagrar mi vida a Dios».

3. INFORMACION
«Observen como es el país y sus habitantes, si son fuertes o débiles, escasos o numerosos; como es la tierra, buena o mala; como son las ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas; como es la tierra, fértil o estéril; con vegetación o sin ella» (Nm. 13, 18-20). Los caminos para realizar la vocación consagrada son múltiples. No basta con querer entregar tu vida a Dios y desear dedicarte al servicio de tus hermanos
. Es necesario saber dónde quiere Dios que tú lo sirvas. Para descubrir tu lugar en la Iglesia es conveniente que conozcas las diversas vocaciones. Investiga cuál es la espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes congregaciones religiosas; y siente cual de ellas te atrae. Ve como viven: no es lo mismo una congregación contemplativa que una de vida apostólica. Infórmate sobre cuál es su misión y por que medios pretenden realizarla: enseñanza, hospitales, dirección espiritual, promoción vocacional, misiones, predicación de ejercicios, medios de comunicación, etc.
Conoce quienes son los principales destinatarios de su apostolado: jóvenes, pobres, sacerdotes, enfermos, niños, seminarios, ancianos, etc. Aunque ordinariamente cuando se experimenta la inquietud vocacional se siente también el atractivo por una vocación específica, vale la pena que dediques algunas horas a informarte más a fondo sobre esa vocación y sobre otras. Y si al final te decidieras por la que en el principio te inclinabas, el tiempo empleado en informarte no habrá sido desperdiciado.
Al dar este paso podrás decir: «Me atrae la espiritualidad, el estilo de vida y el apostolado de esta congregación». «Posiblemente Dios me está llamando a ingresar al noviciado o al Seminario».

4. REFLEXION.
«Si uno de ustedes quiere construir una torre ¿no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: Este comenzó a edificar y no pudo terminar». (Lc. 14, 28-30)
La vocación es una empresa demasiado grande, ¡y es para toda la vida! Por eso no te puedes lanzar sin antes haber reflexionado seriamente sobre la vida que pretendes abrazar. Descubre cuales son tus capacidades y limitaciones.
Piensa si podrás vivir las exigencias que implica la vocación -contando desde luego con la gracia de Dios
¿En qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama?
¿Qué razones en favor y en contra tienes para emprender ese camino?
¿Qué es lo que te atrae y qué lo que no te gusta de ese estado de vida?
Dios te pide que te comprometas responsablemente en el discernimiento de su voluntad. Quiere que utilices tu inteligencia para buscar tu vacación. Con la luz del Espíritu Santo podrás descubrir lo que Dios quiere de ti.
No pienses que llegarás a tener certeza absoluta de lo que Dios quiere de ti: algo así como tener un contrato firmado por El, en el que te revelará su voluntad.
Lo que encontrarás serán signos que indican cuál podría ser el proyecto de amistad que tiene para ti. Al descifrar esos signos podrás tener certeza absoluta de que no puede haber un círculo cuadrado, y tengo certeza moral de que la silla en la que estoy sentado no se va a romper.
La certeza moral es la que necesitas para actuar. Al dar este paso podrás decir: «Creo que Jesús me llama». «Creo que, con la ayuda del Espíritu Santo, podre responder».

5. DECISION
«Te seguiré a donde quiera que vayas». Habiendo descubierto lo que Dios quiere de ti, decídete a seguirlo. Tomar tal decisión es difícil. Sentirás miedo. Tus limitaciones te parecerán montañas: «¡Ay Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho» (Jr 1, 6). Sin embargo, a pesar de tus limitaciones -o mejor, con todas ellas- responde como Isaías: «Aquí estoy, Señor, envíame» (Is 6, 8).
Decir el «sí» con el cual comprometes toda tu vida es una gracia. Pídele al Espíritu Santo que te de esa capacidad de respuesta. No afrontar la decisión equivale a desperdiciar tu vida. Para iniciar el camino de la vocación no esperes tener certeza absoluta de que Dios te llama («el contrato firmado»); te basta la certeza moral. La decisión es un paso en la fe; es un acto de confianza en tu amigo Jesús.
Al decidirte a seguir radicalmente a Jesús es normal que tengas dudas de si podrás con las exigencias y si llegarás al final. Pero de lo que no puedes dudar es de lo que tu quieres. Al dar este paso podrás decir: «Quiero consagrar mi vida a Dios en el servicio de mis hermanos». «Quiero ingresar en esta congregación religiosa». «Quiero ser sacerdote».

6. ACCION
«Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a al padre, y lo siguieron» (Mt 4 21- 22). Una vez tomada la decisión ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo, lánzate con todo y miedo. Por todos los medios que estén a tu alcance para realizar lo que has decidido. No cedas a la tentación de diferir tu ingreso a una casa de formación: «Te seguiré, Señor; pero déjame primero...» (Lc. 9, 61).
Con tu decisión has comprometido todos los momentos posteriores; en el futuro busca como ser fiel. La única manera de realizar el proyecto de Dios es la fidelidad de cada día. Vive todo momento en coherencia con lo que has decidido; dirige cada paso hacia la meta. ¿Y cuando venga la dificultad? ¡Perseverar! El camino que emprenderás es difícil; más de lo que crees. Prepárate para la lucha; deberás enfrentar problemas y superar obstáculos. Jesús te dice: «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día su cruz y me siga» (Lc. 9, 23).
El sendero es arduo, pero María te acompaña y el Espíritu Santo te fortalece para que puedas recorrerlo. Además, no se trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada día. Al dar este paso podrás decir, como Pedro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc. 10,28).

7. DIRECCION ESPIRITUAL
«Levántate y vete a Damasco, allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas» (Hch 22, 10). La dirección espiritual no es, en realidad, un paso más en el proceso de discernimiento vocacional; es un recurso que puedes aprovechar en cada uno de los pasos anteriores.
El director espiritual te motivará a orar y a percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará donde obtener la información y te ayudará a reflexionar. En el momento de la decisión se alejará de ti para que tu frente a Jesús libremente respondas a su llamado.
Te ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar en una casa de formación. Su oración y sacrificio por ti te alcanzarán del Espíritu Santo la luz para descubrir tu vocación y la fuerza para seguirla.
Si bien es cierto que la vocación es una llamada de Dios que nadie puede escuchar por ti, ni responder a ella en tu lugar, también es cierto que necesitas de alguien que te acompañe en tu discernimiento vocacional.
Es fácil hacerse ilusiones: podrías creer que es un llamado de Dios lo que tal vez sea sólo un deseo tuyo, o bien podrías pensar que no tienes vocación cuando en realidad Dios te está llamando. Dialoga con tu director espiritual para clarificar la autenticidad de tu vocación
Jesucristo, después de habérsele aparecido a Pablo en el camino a Damasco, le dijo que fuera con Ananías, y que este le indicaría cual era la voluntad de Dios.
Aunque Cristo hubiera podido decirle a Pablo lo que quería de él, sin embargo, quiso valerse de Ananías para hacerle descubrir su vocación (cf Hch 22, 10-15). En el proyecto de Dios sobre ti no puedes prescindir de la mediación de la Iglesia.

LA COMUNIDAD ES GUARDIANA DE LA RESPUESTA

Objetivo: Saber que toda comunidad cristiana es guardiana y mediadora de la llamada y la respuesta vocacional para crear un ambiente que favorezca las vocaciones consagradas.

Ver.
1. ¿Qué se entiende por comunidad cristiana?
2. ¿Quiénes son los responsables de la promoción vocacional en la comunidad?
3. ¿De qué manera pueden promover vocaciones?
4. ¿Cuál será el fin de la promoción vocacional?

Pensar.
«La pastoral vocacional acompaña todos los momentos de la vida del hombre».
En consecuencia, una pastoral vocacional auténtica, que quiere ayudar al hombre en tal proceso, deberá centrarse en la llamada inicial en su maduración y en la perseverancia, comprometiendo en este servicio a toda la comunidad (D.P. 861). «La comunidad cristiana, tiene mucho que decir y que dar a los muchachos que viven esta novedad del llamado, porque precisamente el Evangelio de la vocación puede dar una respuesta a las interrogantes, expectativas e inquietudes de los adolescentes y de los jóvenes».
La comunidad cristiana es guardiana y mensajera de esta respuesta, porque ha sido enviada por el Señor a desvelar al adolescente y al joven el sentido último de la existencia, orientándolo hacia el descubrimiento de su propia vocación en la vida cotidiana.
La comunidad cristiana está llamada a hacer posible el encuentro del joven con Jesús, convirtiéndose en mediadora de la llamada y educadora de la respuesta que espera. Tiene la misión de hacer descubrir a los jóvenes su llamada personal a ser Iglesia.
La comunidad cristiana se presenta, por tanto, como el contesto natural en el que los jóvenes pueden contemplar su itinerario educativo, descubriendo la vocación que Dios ha previsto para cada uno desde la creación del mundo.

Actuar.
l. ¿Cuál es la aportación que puedes brindar a tu comunidad para la respuesta vocacional de un joven?
2. ¿Cómo te gustaría que se promovieran las vocaciones en tu comunidad?
3. ¿Cómo, lograremos que más adolescentes y jóvenes de nuestra comunidad respondan al llamado de Dios?

Celebrar.
Cantar juntos: Somos un pueblo que camina, y juntos caminando podemos alcanzar, otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

EL “SI” DE MARIA: MODELO DE RESPUESTA

Objetivo: Crecer en mi responsabilidad a ejemplo de María, para que a imitación de ellas, busque hacer en todo momento la voluntad de Dios.

Ver.
María es y será siempre modelo de toda vocación cristiana y sobre todo de respuesta a la llamada.
Veamos por qué, ante el mensaje del Arcángel su reacción de asombro, es de aceptación del misterio; al conocer la voluntad de Dios, su respuesta es positiva, con todas sus consecuencias: «SI QUIERO». «Hágase en mí como Dios quiera», con todo su sentimiento humano: libertad, voluntad e inteligencia, su respuesta positiva es prolongada en toda su vida sin pregunta alguna, con fidelidad y en el silencio de su corazón. La vida de María, así fue, según la Sagrada Escritura. Pero, nosotros, ¿Cómo estamos respondiendo al Señor en el estado en que nos encontramos?.

Pensar.
Toda respuesta al llamado de Dios, se realiza en un ambiente de oración. María está atenta a la escucha. No podemos escuchar las voces de Dios en el ruido, en la dispersión. María, al recibir el mensaje estaba atenta, en oración. El primer momento de María, es de apertura a Dios. El “sí” fue pronunciado en circunstancias ordinarias de una mujer de Galilea, en Nazaret: Y presentándose a ella, el ángel le dijo «Salve, llena de gracia, el Señor es contigo». Ella se turbó al oír estas palabras...
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios y concebirás en tu seno, y darás a luz un Hijo a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y llamado Hijo del Altísimo»... María: ¿Cómo será esto, pues no conozco varón?... El ángel le dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti»... Dijo María: «He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu Palabra» (Lc. 1, 28-38).
Nuestro sí al Padre en Cristo, ya ha sido pronunciado por María. Nuestra vida tiene ya sentido: decir sí a Dios, Amor que nos llama todos los días, El ha realizado en María lo que quiere hacer en nosotros...

Actuar.
1. ¿Cómo descubrir la voluntad de Dios?
Con la escucha atenta en la oración, en los acontecimientos de mi vida, en la enseñanza de la Iglesia, etc...
2. ¿Cómo responder mejor a ese llamado?
Realizando de la mejor manera aquello que tengo que hacer y es responsabilidad mía: como padre de familia; como hijo, como profesionista, etc...

Celebrar.
Rezar el Magnificat o la oración del Papa por las Vocaciones.

LA PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL SE RELACIONAN

Objetivo: Entender que la pastoral juvenil y pastoral vocacional se relacionan entre sí, en orden a descubrir la voluntad de Dios en cualquier estado de vida.
Ver.
¿Por qué decimos que pastoral juvenil y la pastoral vocacional se relacionan entre sí?
Será porque toda vocación tiene su punto de partida en la juventud, es el tiempo privilegiado en que los jóvenes hacen una opción para vivir un estado de vida. Quieren una causa grande por la cual comprometerse, piden que se les abran caminos para actuar y buscar soluciones a sus problemas. En este sentido, acompañar a los jóvenes para que den una respuesta positiva a sus vidas, creciendo en su madurez cristiana para que encuentre su propia identidad en aquello para lo que son llamados, se está ofreciendo un ambiente propicio para la pastoral vocacional.
Pensar.
Toda pastoral juvenil es una pastoral vocacional. Para esto se requiere de una Iglesia que sepa responder a las expectativas de los jóvenes, que sepa hablar a su corazón, entusiasmarlos con el anuncio gozoso del Evangelio, una Iglesia que sepa acoger y hacer desear por quien busca un ideal que comprometa toda su exigencia.
Todo proyecto de pastoral juvenil debe proponerse como fin último la maduración en un diálogo personal, profundo, decisivo del joven o de la joven con el Señor.
La dimensión vocacional por tanto, es parte integrante de la pastoral juvenil, hasta el punto de que, en síntesis podemos afirmar: «La pastoral específica de las vocaciones encuentra en la pastoral juvenil su espacio vital; y la pastoral juvenil es completa y eficaz cuando se abre a la dimensión vocacional». (Mensaje del Papa con motivo de la jornada Mundial de oración por las vocaciones).
Actuar.
1. ¿Qué hacer para que en nuestros pueblos se avive la conciencia de que todos estamos llamados a un estado de vida determinante?
Sin duda que las semanas vocacionales son una respuesta a esta inquietud; de ahí que sea necesario promoverlas en los lugares donde no se han realizado.
Celebrar.
Haciendo un círculo se canta el Padre Nuestro. Recitar todos alguna oración por las vocaciones.

TIEMPO DE REFLEXION VOCACIONAL

Objetivo: Comprender que la etapa de la juventud es un tiempo propicio que Dios regala a todo hombre, para que descubra su vocación a la cual ha sido llamado.

Ver.
¿Cuál es el sentido de a vida?
¿Qué orientación le doy a mi existencia?
¿Cuál es el ideal por el que más me afano, lucho y me esfuerzo?
¿Qué lugar ocupa Dios en mi jerarquía de valores?

Pensar.
Todo hombre es llamado a una vocación específica: Dios nos ha llamado a la existencia en un primer momento, después hemos sido llamados a ser sus hijos en Cristo a través del Bautismo.
Los jóvenes, por su dinamicidad y su inquietud, se manifiestan predispuestos al descubrimiento de lo nuevo, de lo verdadero, de lo bello y de lo bueno.
En la etapa de la adolescencia es cuando se tienen las primeras experiencias que marcarán las etapas de su vida de fe. «Hoy sigue rezando en muchos jóvenes, la pregunta del Joven Rico: ¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? (Mt 19, 16-22). En efecto, el joven quiere decir: ¿Qué he de hacer para que mi vida tenga sentido? ¿Cuál es el plan de Dios respecto a mi vida? ¿Cuál es su voluntad? El diálogo que surge de la pregunta del joven, es la ocasión para que Jesús le dé la clave sobre el futuro vocacional.
Quien vive seriamente la inquietud vocacional encuentra en el corazón de Cristo una atención llena de ternura. Jesús le revela al joven, cuál es la respuesta que Dios da a quien vive su propia juventud como tiempo propicio de orientación espiritual. La respuesta es: ¡Sígueme!
- Siguiendo a Jesús es como los jóvenes descubren el sentido de un vida vivida como don de sí, de un crecimiento en el amor.
- Siguiendo a Jesús es como se sienten llamados a la comunión con El y miembros de una Iglesia.
- Siguiendo a Jesús es como les será posible conocer la vocación personal al amor: «en el matrimonio, en la vida consagrada, en el ministerio ordenado o en la misión agente» (Mensaje del Papa para la jornada mundial de oración por las vocaciones).

Actuar.
1. ¿Qué hacer para que nuestros jóvenes tomen conciencia de su misión en el mundo?
2. ¿Cómo ayudarles a salir de los problemas que les agobian?
3. ¿Qué hacer para que se encuentren con Jesús: Camino, Verdad y Vida?

Celebrar.
Se puede terminar la reflexión entonando todos el canto: «Ven a vivir mí»

LLAMADOS A EDUCAR PARA EL AMOR

Objetivo: Concientizar a los padres de familia que son educadores de sus hijos en el amor, para que reine un ambiente de armonía fraterna en el hogar.

Ver.
¿Qué significa educar para el amor?
Educar no es transmitir una serie de conceptos, de ideas o de leyes.
Educar es más amplio y más complejo, se ha dicho mucho que la familia es el lugar privilegiado para la formación de la persona humana.
Los primeros educadores son los padres, en ellos recae directamente la responsabilidad de esta tarea tan sublime. Esta acción educadora debe llegar a todos los campos de la persona humana, es decir, debe ser integral: humana y cristiana.
Por otra parte, para que esta educación sea más completa de padres a hijos, ha de ser recíproca, es decir, que también los hijos sean portadores de esta educación, por tanto, educar no es meter, no es transmitir; educar es sacar de... dar de mi riqueza personal al otro.

Pensar.
El primer paso en la educación es la comunicación, el diálogo caluroso y recíproco que otra manera será una educación fría y calculadora.
El Documento de Puebla, tratando de sintetizar en las dos grandes áreas de la educación humana-cristiana, que todos los miembros de la familia, sean educados en la JUSTICIA y en el AMOR. «Ahora, pues, hijos, yo os recomiendo que sirváis a Dios en verdad y hagáis lo que es agradable, en su presencia, mandad a vuestros hijos que practiquen la justicia y la limosna, que se acuerden de Dios y bendigan su nombre con todas sus fuerzas» (Tobias 14,8).
Además de la familia, existen factores externos que colaboran en la educación de los hijos, no todo es de los padres, aquí es donde entran factores que perjudican una educación en el amor: la calle, a veces la escuela, los medios de comunicación, el ambiente social, etc... Desearía referirme al derecho de los padres a educar libremente a sus hijos, de acuerdo con sus propias convicciones y a poder contar con escuelas que impartan dicha educación, a educar a sus hijos según su propio credo y a crear escuelas que corresponda a este derecho. «Es cierto que en la educación de los hijos contáis con la colaboración de otras personas: los maestros en las escuelas, los sacerdotes en vuestra parroquia, los catequistas. Pero no olvidéis nunca que vuestros hijos dependen principalmente de vosotros» (Mensaje del Papa a las familias, Chihuahua 10-may-90).

Actuar.
Después de esta reflexión:
1. ¿Qué puedo hacer para mejorar mi familia?
2. ¿Cómo voy a ser mejor educador de mis hijos?
3. ¿Qué tipo de esposo o esposa quiero ser, para dar un mejor testimonio a mis hijos?

Celebrar.
: Leer y comentar Eclo 30. 1-13 para sacar el compromiso personal, familiar y comunitario. Cantar el Padre nuestro.

LLAMADOS A DAR LA VIDA DE DIOS

Objetivo: Profundizar que la vida matrimonial es un llamado a darse mutuamente en la paternidad responsable, para la felicidad de la pareja y el bienestar de los hijos.

Ver.
¿Qué entiendes tú por paternidad responsable?
¿Qué dirías tú de un padre de familia irresponsable que se gasta el fruto de su trabajo con sus amigos en la parranda y no da lo necesario para el gasto familiar?
¿De una madre que no cumple con sus tareas del hogar, que desatiende a los hijos, no prepara los alimentos, no se interesa porque asistan a la escuela?
Si no se preocupa por esto que es lo más básico humanamente hablando, menos se van a preocupar en educar a sus hijos en la fe.
¿Crees que haya familias así en nuestro pueblo?

Pensar.
El Papa nos dice al respecto: «No ignoro el papel, a veces heroico, que las esposas mexicanas han representado en la vida familiar. Por ello, quiero recordar, también a los esposos el grave deber que les incumbe de colaborar en las cargas del hogar con su trabajo, no tirando el salario, que es un bien para la familia, siendo al mismo tiempo fieles a sus esposas, con un amor único e indiviso, mostrando verdadero afecto y dedicación en la educación de los hijos» (Chihuahua 10-may-90, mensaje a las familias).
Nuestros Obispos también nos exhortan: «Ser padre es comunicar la vida en plenitud. Comunicar la vida plenamente no es sólo engendrar, sino proporcionar a los hijos todo el derecho que tienen a esperar de sus padres: en lo material: alimento suficiente, vivienda adecuada, vestido y vigilancia a su salud; en lo humano: atención y cuidado, tiempo y desvelos, amor y comprensión, educación digna; que les transmitan lo mejor de sí mismos y el ambiente en que viven, para que pueda desarrollarse como personas conscientes y libres; y en lo espiritual: además de una educación cristiana de la trasmisión de la fe, una vida de testimonio cristiano manifestado en obras» (Mensaje al pueblo de México sobre la paternidad responsable, 12-dic-72).

Actuar.
1. ¿Qué urge hacer en mi familia para tener un ambiente mejor?
2. ¿Qué urge hacer en mi familia para tener medios necesarios para vivir y tener una educación adecuada?
3. ¿Qué puede hacer tu familia para con las demás familias, para mejorar en estos aspectos?

Celebrar.
Escribir el compromiso y luego ante una imagen de la Sagrada Familia, se van leyendo públicamente (levantando la mano derecha como signo de que se pondrá en práctica), luego se hace la consagración a la Virgen.

REQUISITOS JURIDICOS PARA EL MATRIMONIO

Objetivo: Conocer los requisitos jurídicos que se piden como exigencia a los futuros esposos, para entender mejor la vocación matrimonial.

Ver.
Toda pareja que quiera contraer matrimonio, además de todas las exigencias que ya hemos mencionado en la etapa del noviazgo, al contraer matrimonio se requieren de requisitos para la comunidad civil y eclesial.
Los requisitos jurídicos para el matrimonio civil son:
-Presentación de los contrayentes ante el magistrado del Registro civil; la solicitud matrimonial con los datos de ambos que desean casarse y que no haya impedimento alguno.
-Certificado médico que garantiza la salud de la pareja.
-Que haya un convenio sobre los bienes que posean los contrayentes con separación de bienes o sociedad conyugal.
Los requisitos jurídicos en el matrimonio eclesial son:
-Que no haya parentesco sanguíneo; que tengan lo mínimo de edad 18 años el varón y 16 años la mujer.
-Que ninguno haya sido casado anteriormente.
-Que ambos hayan recibido los sacramentos anteriores: Bautismo, confirmación, primera comunión.
-Que sean creyentes.

Pensar.
Los requisitos que se piden para el matrimonio, no pretenden de ninguna manera evitar la vida matrimonial, sino que por el contrario, pretenden ayudar a entenderlo mejor y hacerlo próspero, como dice la misma fórmula: «Sean fieles hasta que la muerte los separe». «La mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras este vive, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido» (Rm 7,2). «En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el Señor que la mujer no se separe del marido; mas en caso de separarse, que se reconcilie con su marido» y que el marido no despida a su mujer (ICor. 7,10).
En cuanto a los requisitos religiosos, los párrocos son los encargados de velar por el cumplimiento jurídico de éstos, para bien del futuro matrimonio social y eclesiástico.

Actuar.
Después de esta reflexión:
1. ¿Cómo vas a entender el matrimonio?
2. ¿Cómo vas a vivirlo de hoy en adelante?
Entenderás que el sentido del matrimonio va más allá de lo que me imaginaba, y que los requisitos no son caprichos de la parroquia ni del Estado, sino elementos esenciales que aseguran el futuro de la familia.

Celebrar.
Terminar con algún signo que nos recuerde a todos los asistentes, alguno de los requisitos del matrimonio religioso, que hizo posible la fidelidad de sus padres. Cantar «Si yo no tengo amor».

VOCACON A LA VIDA MATRIMONIAL

Objetivo: Reflexionar en el matrimonio y quienes son llamados, para que vivan esa vocación propia, como realización plena.

Ver.
Antes de pensar en quiénes son llamados o quiénes tienen vocación al matrimonio, veamos:¿Qué es o qué se entiende por matrimonio? Desde el punto de vista jurídico, el matrimonio no es más que un contrato. La Constitución en el Art. 130 lo define «Como un contrato civil». Para el Derecho Canónico no es sólo un acto jurídico, sino que es fundamentalmente un estado de vida, una comunidad conyugal que se inicia en la boda; la alianza por la que el varón y la mujer constituyen un consorcio de toda la vida, para el bien de los contrayentes, la generación y la educación de la prole. En México existen dos formas de contraer matrimonio: la forma civil y la forma religiosa, ambos son actos jurídicos y se orientan a un mismo estado de vida entre los cónyuges.

Pensar.
La primera condición para determinar una vocación es el llamado. Dios es el que llama a las gentes para un determinado estado de vida a unos para el sacerdocio, a otros para la vida religiosa, para la vida célibe o para el matrimonio.
En todos los casos Dios es el que llama. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne, pues bien lo que Dios unió que no lo separe el hombre» (Mt 19.5-6). Pero no todos son llamados al matrimonio.
En uno de los temas del Sembrador (periódico mensual de la Pastoral Vocacional Diocesana, San Juan), decíamos que se necesitan algunos elementos esenciales en el campo humano, «No todos tienen este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido, porque hay eunucos que nacieron así, hay eunucos hechos por los hombres y hay eunucos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender que entienda» (Mt 19, 1 1-12).
En consecuencia de lo anterior podremos decir, que son llamados al matrimonio aquellos que gozan de una salud física y psíquica, además de ser llamados por Dios, son capaces de llevar adelante el compromiso que toda vida matrimonial comporta.

Actuar.
Reconocer que no todos son llamados al matrimonio.
¿Cómo voy a descubrir si soy llamado o no al matrimonio?
¿Dónde encontrar las certezas? y si soy llamado ¿cómo lo voy afrontar?

Celebrar.
Ante alguna imagen del Señor, dar gracias cada uno de los participantes por el estado de vida en el que se encuentran y porque son fruto de una vocación matrimonial o pedirle su luz, para descubrir la vocación. Hacer la oración por las vocaciones.

PREPARACION A LA VIDA MATRIMONIAL Y FAMILIAR

Objetivo: Entender que la vida familiar exige preparación, física, psíquica, moral y económica, para garantizar el bienestar del futuro matrimonio.

Ver.
Un señor había asegurado su propia casa contra incendios. Posteriormente cayó gravemente enfermo, que pidió el auxilio espiritual. Un amigo se sorprendió de tanta prisa y quiso disuadirlo diciendo: tú no estás para morir, espera, hay que ver cómo se pone la enfermedad y luego veremos, los familiares aconsejaban lo mismo. Entonces el enfermo respondió: para asegurar esta casa, no esperé a que se incendiara;¿Y para asegurarme un lugar en el cielo, deberé chamuscarme en el infierno? ¿Quién fue el más prudente, el enfermo o el amigo?

Pensar.
Ya hemos dicho que todo el tiempo del noviazgo es una preparación para el matrimonio, ya que en éste, hay que preparar, asegurar prudentemente el bienestar de la familia futura.
Tres aspectos importantes hay que asegurar:
La integridad física de los contrayentes: que gocen los dos de salud física, sin taras, enfermedades crónicas que impidan la unión matrimonial. «Vale más pobre sano y fuerte de constitución que rico lleno de achaques en su cuerpo»... (Eclo. 30, 14-17).
Otro aspecto es la salud psíquica, ya que en nuestros días han proliferado las enfermedades mentales, propias de nuestro siglo, equilibrio emocional, madurez afectiva, son exigencias para el matrimonio; principalmente no hay que descartar el aspecto económico: prever el ingreso familiar, presupuesto en los primeros gastos del matrimonio, donde se va a vivir: casa vestido y sustento; el ahorro, los seguros en el futuro, los hijos, la educación, etc... (Eclo 30, 2-3).
La pareja tiene que asegurar y preparar, calcular bien el proyecto que va a iniciar, no vaya a quedar mal.
En el Evangelio, se habla de un hombre imprudente que constuyó su casa en arena, vinieron las crecientes y la arrojó; otro que fue prudente y edificó en roca, vinieron las crecientes y no le pudieron hacer nada; que así suceda, para quienes se preparan al matrimonio, que calculen bien y preparen el futuro de su familia.
¿Cómo quieres construir la casa del matrimonio? Si la quieres bien cimentada, todo depende de cómo la prepares en el noviazgo.

Actuar.
Después de esta reflexión:
1. ¿Qué vamos a hacer?
2. ¿Cómo me voy a preparar a la vida matrimonial?
Cuidando mi persona, en lo físico, moral y psicológico y ahorrando para un patrimonio familiar futuro.

Celebrar.
Recitar pausadamente para que toda la asamblea lo vaya reflexionando el párrafo del Eclo 21, 11-28, lo que se refiere al sabio y al insensato.

NOVIAZGO

Objetivo: Comprender que la etapa del noviazgo es un tiempo de conocimiento de la pareja, para y una aceptación y comprensión en el amor.

Ver.
¿Se conocen ya lo suficiente para hacer vida juntos?
¿Qué cualidades conoces de tu pareja?
¿Cuánto será necesario para conocerse lo suficiente?

Pensar.
Bien se ha dicho que lo que no se conoce no se ama, de ahí que sea el conocimiento la primera condición para amar. En el noviazgo sucede lo mismo, tiene que haber un período de tiempo, para que la pareja se conozca y logren el fin que buscan. La etapa de conocimiento es una de las etapas esenciales a propósito del proceso en el que hablábamos en el tema anterior. Este es el tiempo en el que los novios deben compartir opiniones, puntos de vista comunes y divergencias en modos de pensar y de actuar, sin duda que van a encontrar divergencias, eso es razonable. Muchas veces estas divergencias son fuentes interesantes de comunicación, de intercambios de puntos de vista, al grado que se logre un mutuo enriquecimiento. Esto traerá por ende, la aceptación y comprensión, que en el tema siguiente se habla más ampliamente. En el discurso del Buen Pastor, Jesús dice: «Yo soy el Buen Pastor y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí...» (Jn 10, 14-15). Para llegar al amor, que es el fin del matrimonio, tiene que haber antes un conocimiento mutuo. En el mismo Jn 10, 2-4 dice «El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A éste se le abre la puerta y las ovejas escuchan su voz y lo siguen...» Sólo en el sincero, abierto y transparente se le conoce la persona, para confiar y entregarse al otro.

Actuar.
A partir de esta reflexión
1. ¿Qué actitudes debemos de fomentar como pareja?
2. ¿Cómo llegar a conocernos mejor?
No tratando de imponer mi forma de ser, sino unificando aquello que se tiene en común y aceptando lo que nos diferencia a ambos.

Celebrar.
Terminar con una oración espontánea que ayude a conocer mejor a los demás para aceptarlos así como son.

NOVIAZGO: Búsqueda y Encuentro

Objetivo: Realizar mutuamente en la pareja, la búsqueda y el encuentro del otro, para alcanzar ambos la integración y el amor.

Ver.
¿Qué se entiende por noviazgo?
¿Cómo se llega al noviazgo?
¿Qué se busca en el noviazgo?
¿Cuál es su finalidad?

Pensar.
Tenemos que partir diciendo una de las preguntas anteriores:¿Qué es lo que se busca en el noviazgo?
Y la respuesta es obvia: el amor, pero para llegar a esto es preciso la búsqueda.
El noviazgo como preparación al matrimonio, tiene su punto de partida en un primer encuentro, que impacta, que cautiva: una mirada intercruzada en el parque, en el jardín, en la fiesta, etc. Así empieza el noviazgo, con un encuentro lleno de luz. En la Sagrada Escritura, encontramos muchos textos del encuentro de Jesús con diferentes personajes, un pasaje lleno de colorido, es el de Jesús y la Samaritana, en el cual se da un proceso transformador: Jn 4, 5-15.
Esto es lo que sucede en los encuentros entre las parejas, encuentros de sorpresas, de alegrías, de atención mutua; otro texto que puede iluminar, es el encuentro de Jesús con Leví, que este inmediatamente lo siguió, como dijéramos por acá: amor a primera vista. La finalidad del noviazgo, es encontrar el amor, pero para ello, habrá que buscarlo éste será un proceso con sus diferentes etapas, que adelante trataremos.
El amor tiende a la integración, a la unidad, no es complicado y lo simplifica todo: (ICo. 13, 4-7). Todo tu ser se siente completo porque tus ilusiones se ven colmadas y complementadas todos los días: «Amor cuando tú quieras como aquella mañana cuando por primera vez te vi junto a la playa». «No sé que vi en tus ojos, no sé qué en tu alma, más me bastó el silencio, mi amor de tu mirada».

Actuar.
a) Tomar en cuenta que la búsqueda del amor, en el caso del noviazgo implica un proceso largo, a través del trato mutuo y las relaciones interpersonales.
b) Solamente podemos lograr ese encuentro definitivo, en la medida que ambos renuncien un poco a sus gustos, a sus modos de pasar y de actuar.
c) Buscar por todos los medios, que se lleve un proceso ordenado en el conocimiento de ambos, tratando de no quemar etapas en el camino juntos.

Celebrar.
Se sugiere que se tomen de la mano todos y formen un círculo y entonen el canto: Amar es entregarse olvidándose de sí...

LA OBEDIENCIA EN LA VIDA RELIGIOSA

Objetivo: Lograr por medio de la oración la convicción de los beneficios de la obediencia, como voluntad de Dios, para configurarse con Cristo obediente hasta la muerte.

Ver.
Nuestra realidad está envuelta en un sin número de contradicciones que nos afectan al querer hacer de la obediencia un acto de fe. Nuestra cultura nos reclama constantemente que el que obedece es el que menos puede, el que menos es, el que siempre tiene que perder, y por lo tanto, a quien se obedece es a alguien que tiene poder, dinero, que es más fuerte que él, en fin. Por eso te invito a contestar las siguientes preguntas:
1. ¿La obediencia es virtud o no? ¿Por qué?
2. Cuando obedezco ¿A quién obedezco? ¿Por qué lo hago?
3. ¿Obedezco de igual manera a un superior o a un compañero? Si o no. ¿Por qué?
4. Cuando obedezco ¿me siento libre de actuar o me siento condicionado?

Pensar.
Reflexionar el siguiente texto: Hb. 5, 7-9; Flp 2, 3-7 La obediencia es un valor de primordial importancia.
El mismo sacrificio de Cristo sobre la Cruz adquirió significado y valor salvífico a causa de su obediencia y de su fidelidad a la voluntad del Padre. Es la entrega radical y sin cálculos de la vida al Dios que levanta y libera. Lleva a la cercanía práctica para con los que hay que obedecer. «El fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz» (Flp. 2,8).
Al igual que Jesucristo, también aquel que quiere seguirlo por medio de la vida religiosa, la obediencia debe expresar la voluntad de Dios, que le es manifestada por medio de los superiores. Esta disponibilidad debe ser entendida como una verdadera actuación de la libertad personal consecuencia de una elección madurada constantemente en la presencia de Dios en la oración.
La virtud de la obediencia es claramente prometida, por el religioso, libremente al aceptar sus votos de esta manera refuerza su voluntad de su misión, entrando de este modo en la dinámica de la obediencia de Cristo, que se ha hecho Siervo obediente (PO 15c; PDV 27). En la cultura de nuestro tiempo se hace sobresaltar la autonomía de la persona como algo propio de la dignidad, ésta no se ve de ninguna manera afectada por practicar la virtud de la obediencia.

Actuar.
Quienes tienen autoridad deben ser sumisos y dar testimonio de obediencia siendo justos al mandar.
¿Cómo se prepara cada uno para obedecer?
¿Se debe preparar para mandar?
Y luego... en un proceso, prepararse para volver a obedecer sin sentirse por ello menos que los demás, sino como nos sugiere San Pablo en Flp 2,3b.

Celebrar.
Se recomienda cantar: Un Joven soy Señor. Una revisión de la propia vida sobre la vivencia de la obediencia.

LA CASTIDAD EN LA VIDA RELIGIOSA

Objetivo: Entender que la castidad de Jesús es para el religioso (a) el mejor ejemplo de entrega a Dios, para vivirlo y apreciarlo como regalo divino.

Ver.
La castidad como virtud evangélica es expresión de un radical sentido aprendido y de un inextinguible anhelo por el «día del Señor».
Empuja a la ayuda solidaria a aquellos para quienes ser célibes significa soledad, «no tener a nadie», para quienes el celibato no es ninguna virtud, sino destino de la vida; la castidad como virtud evangélica empuja a ponerse al lado de los que son cerrados por la ausencia de esperanza y por la resignación. Hoy la castidad es vista como algo anticuado, algo fuera de «onda». Ser casto es no ser hombre o no ser mujer. El ambiente de los pueblos es este. Los M.C.S. También son cómplices de esto. El amor verdadero para ellos es besos, caricias, cama.
Tan sólo demos una miradita a las películas, novelas, revistas, canciones y nos daremos cuenta de esta realidad. Agreguemos a esto el miedo a educar en la sexualidad por parte de los papás y maestros. Esto hace que haya pocas personas que quieran ser castas. Sin embargo hay personas que quieren darlo todo por la causa de Cristo y contra todo quieren ser castos. Un ejemplo son los religiosos.

Pensar.
El Concilio Vaticano II deja bien claro que todos los fieles cristianos tienen la vocación a la perfección de la caridad. La vocación a la santidad está abierta a todos por igual.
El religioso está puesto para garantizar que esta doctrina predicada sea vivida realmente, el muestra públicamente que esto es posible. Si el religioso olvida o desconoce este misterio de su vocación, las tareas pueden absorberlo de modo que carezca de sentido.
Los religiosos tienen en su vida consagrada un medio privilegiado de evangelización eficaz. A través de su ser más íntimo encarnan la Iglesia deseosa de entregarse al radicalismo de las bienaventuranzas.
Ellos son por su vida signo de total disponibilidad para con Dios, Iglesia, los hombres. «La profesión de los consejos evangélicos aparece como un distintivo que puede y debe traer eficazmente a todos los miembros de la Iglesia a cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vocación cristiana» (LG 44). a) La castidad es un don, regalo de Dios (Mt 19, 11-12). b) Ejemplos de castidad son Judith y José (Jdt. 16, 22; Gn 39, 1-20). c) La castidad, signo de los bienes celestes y medio aptísimo para que los religiosos se consagren fervorosamente al servicio divino y las obras de apostolado» (PC 12). d) «En la virginidad y el celibato la caridad mantiene su significado original a saber, el de una sexualidad humana vivida como auténtica manifestación y precioso servicio al amor de comunión y de donación». (Pastores dabo vobis 29).

Actuar.
a) Meditar con frecuencia en la castidad como don de Dios para una entrega generosa a los demás y como don que nos hace más humanos, más personas.
b) Valorar el sexo opuesto. Saber relacionarnos con él en un ambiente de limpieza y sinceridad.
c) Saber escoger lo que platicamos, lo que oímos, lo que vemos.
d) Para ser casto se necesita orar, pedir el don. También la dirección espiritual.
e) Para ser casto se necesita entrega al ideal.

Celebrar.
Se sugiere que se rece el santo rosario antes o después del tema Un canto a María modelo de pureza.

LA POBREZA EN LA VIDA RELIGIOSA

Objetivo: Comprender que la vida pobre de Jesús es para nosotros un compromiso a dar, a estar dispuestos a compartir para apegar nuestro corazón a lo material.

Ver.
¿Qué es la pobreza en la vida religiosa?
Es bien sabido de nosotros que en toda vida religiosa, dentro de su proceso de formación (aspirantado, postulantado, noviciado, juniorado, profesión temporal y perpetua) llega un momento en el candidato, tiene que hacer su profesión pública, en la cual hace voto de pobreza; esta profesión por ser pública la hace delante de sus superiores, en la cual quiere consagrarse totalmente a Dios.
La pobreza como virtud evangélica, es la protesta contra la dictadura del tener y del poseer, es decir, que a partir de la profesión, oficialmente se esta obligado a desprenderse de los bienes materiales superfluos, y a vivir una vida austera. Esta pobreza no debe entenderse, solamente como desprendimiento de los bienes materiales, sino que también entiende con una actitud interior de la persona conocida como: «pobreza espiritual», que va en contra de la subestimación y autosuficiencia. El pobre de espíritu es el de las bienaventuranzas, el que se siente necesitado de la gracia de Dios y toda su confianza la pone en El.
El religioso a través de la pobreza está llamado a ser la luz de las gentes, a ejemplo de Jesús que fue el maestro de la pobreza. Aquí cabría hacer la pregunta: en tu parroquia o comunidad ¿hay sacerdotes o religiosos pobres? ¿En qué se nota?

Pensar.
El origen de la pobreza, se remonta al mismo Cristo, que nació pobre, vivió pobre y murió pobre. Podríamos abundar de textos en los que fundamentaríamos el tema de la pobreza ya que los evangelios están llenos de pasajes en los que encontramos actitudes de pobreza en la persona de Jesús, pero solamente mencionaremos algunos. San Pablo en la carta a los Filipenses nos narra uno de los textos más claros en los que nos muestra como Jesús se hace pobre, para vivir con los hombre «Cristo siendo de condición divina se despojó de sí mismo haciéndose hombre y se humilló hasta la muerte de cruz» (Flp. 2, 5 - 8). «Siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza» (2Co. 8,9)
¿Qué significa esto? Aquí está todo el misterio de la encarnación, la kénosis del hijo de Dios. Significa que teniendo la misma vida de Dios, renunció, se despojó de todo derecho divino, sin dejar de serlo, para hacerse uno de nosotros, pobre, limitado, contingente, etc. Así, también el que es llamado para la consagración a la pobreza, al igual que Cristo, tiene que despojarse de sí mismo, de toda sus seguridades, que no sean el mismo Cristo, para asemejarse cada día al maestro.
Otra cita que nos puede ayudar a esta reflexión es la del joven rico: (Mc. 10, 17-22) donde Jesús es bien claro: «no podemos servir a Dios y al dinero», el que quiera ser el primero en el reino de los cielos, que se haga el último y el esclavo de los demás (Mc. 10,44). Ser pobre es tomar la cruz y seguir a Jesús, salirse de sí mismo para ponerse en las manos de Dios, esto no es fácil en nuestros días, con atractivo que se nos presenta el mundo.
El que se consagra a Dios por el voto de la pobreza debe seguir las huellas de su Señor negándose a sí mismo, y ser la luz que ilumine en las tinieblas el mundo moderno, sin dualismo ni reservas, siendo pobre entre los pobres. Solamente desde esa actitud, podremos entender a los pobres, vivir con los pobres y morir con los pobres a ejemplo de Jesús.

Actuar.
1. ¿Cómo y de qué modo se puede vivir la pobreza en la vida religiosa?
2. ¿De qué manera el religioso podrá vivir el voto de la pobreza en el mundo hoy?
3. ¿Qué medios ofrece la Iglesia para que el cristiano viva la pobreza de Cristo?

Celebrar.
Hacer un círculo y cantar juntos el Padre nuestro, como ejemplo de abandono y de confianza al Padre.

VOCACION A LA VIDA RELIGIOSA

Objetivo: Conocer los fundamentos de la vida religiosa para valorarla más, como digno y especial medio de santificación en la Iglesia.

Ver.
a) ¿Qué se dice de la vida religiosa?
b) ¿Qué se piensa de la vida religiosa?
c) ¿Qué se sabe de la vida religiosa?
d) ¿Con qué rasgos se identifica a la vida religiosa?
Hablamos de la vida religiosa cuando nos referimos a un estilo de vida que se caracteriza por la práctica permanente de los consejos evangélicos: castidad, obediencia y pobreza dentro de una comunidad.

Pensar.
La consagración del bautismo, y la configuración con Cristo, se lleva hasta la consecuencia de un seguimiento radical, como respuesta a un «sígueme», que exige «venderlo todo» o «dejarlo todo» (Mt 19, 21-27). En los textos evangélicos, los apóstoles dejan todo para seguir a Cristo y compartir esponsalmente la vida con El (Lc. 8, 2-3, Jn. 2, 12, ICo. 7, 34). Esta vida «consagrada» se ha desarrollado históricamente según diversas modalidades: las vírgenes, vida eremítica, monacal y contemplativa, «vida religiosa» (órdenes y congregaciones) etc.
Con un denominador común, se ha llamado «vida apostólica» en el sentido de ser imitación de la vida de los Apóstoles, en cuanto al seguimiento radical de Cristo (no en cuanto al sacerdocio ministerial).
Las líneas particulares que marcan la vida religiosa se pueden concretar en las siguientes: El desposorio con Cristo comienza en el momento de responder a su llamada como declaración de amor, aunque se sella de modo más perfecto cuando se hacen compromisos de seguimiento por la práctica de los consejos evangélicos... Es una consagración que es «expresión más plena de la consagración bautismal» y se manifiesta por «la alegría de pertenecer exclusivamente a Dios». María es el primer modelo de esta vida consagrada. Ella, «guiada por el amor esponsal, que consagra totalmente una persona humana a Dios... Acogió la propia maternidad como donación total de sí... Con apertura total a la persona de Cristo a toda su obra y misión» (RM 39).
El seguimiento evangélico de Cristo casto, pobre y obediente, se transforma en un signo fuerte del modo de amar del mismo Jesús: donación total de sí, expresada por una vida de castidad, pobreza y obediencia. (Cf LG 43). La disponibilidad para el servicio y misión de la Iglesia es una consecuencia del amor a Cristo que se prolonga en ella como «complemento» suyo (Ef 1,23). El amor a la Iglesia es una nota característica esencial de las personas consagradas, (cf PC 1).
La vida religiosa es de capital importancia para la renovación misma de la Iglesia y del mundo. Para llevar a efecto esta vida de perfección evangélica se necesita la práctica de unos medios concretos, entre los que destacan la meditación de la palabra de Dios, la vida litúrgica, la oración, los sacramentos, devoción mariana, vida de sacrificio, vida comunitaria, etc.
La vida comunitaria, según diversas modalidades es una concretización de la fraternidad querida por Jesús para sus seguidores más inmediatos (Mc. 13, 19; Lc. 10,1; cfr. PC 15) La presencia de Jesús en el grupo depende de la vivencia de este amor fraterno (Mt 18,20). Toda comunidad cristiana y especialmente la de vida consagrada, mira a la primera comunidad eclesial reunida con María la madre de Jesús (Hch 1.14, Cf Hch 2,42).

Actuar.
1. ¿Qué hacemos para que más personas abracen este estilo de vida?
2. ¿Qué valores evangélicos de la vida religiosa estamos llamados a vivir todos los cristianos?
3. ¿Qué podemos hacer para expresar nuestra valoración, apoyo y compromiso para la vida religiosa?
4. ¿Qué hacer para dar a conocer más este estado de vida como digno medio de santificación?

Celebrar.
Hacer juntos la oración por las vocaciones.

EXIGENCIAS DE LA VOCACION SACERDOTAL

Objetivo: Comprender que la respuesta a la vida sacerdotal exige muchas renuncias a fin de poder seguir al Señor para que nos comprometamos a comprender ayudar y a orar por los sacerdotes.

Ver.
Yo vivía en un rancho. Mis Padres me inscribieron en una escuela del pueblo, debía caminar una hora diaria para asistir a clases. Una tarde al volver y antes de llegar a mi casa vi a un sacerdote anciano que descansaba a la sombra de un árbol. Me le acerqué ¿Saben lo que me dijo? - Niño, pronto voy a morir... le estoy pidiendo a Dios que alguien tome mi lugar... ¿No quieres tomar tú mi lugar? Comentar la anécdota en grupo.

Pensar.
Algunas exigencias de la vocación sacerdotal. Llamados a la santidad. La santidad no consiste en hacer grandes cosas, sino en hacer la voluntad de Dios. Seguido nos ocurre que embebidos en nuestra obligaciones nos olvidamos de la única cosa necesaria:
Ser santos. Todo el pueblo está llamado a la santidad, pero en especial el sacerdote, pues por el orden se convirtieron en instrumentos vivos de Cristo.
Ser pobre: Desprenderse de todo bien terreno y su misión al bien supremo. Los sacerdotes deben testimoniar su pobreza, renunciando a lo superfluo.Es verdad que el obrero merece su salario (Lc. 10, 7). Pero también es cierto que el Evangelio e Iglesia no deben servir para la pretensión de tomar ventajas e intereses (ICor. 9,14). El sacerdote debe trabajar aunque esto exija solidarizarse con el más pobre, lograr una sociedad más justa y equitativa.
Ser casto: Precioso don que nos mantiene indivisos, renuncia al matrimonio para una donación personal a Jesucristo. La castidad es un carisma, representa un valor profético para el mundo actual. El celibato, la castidad, no se debe tomar como una carga, sino con amor y libertad como estímulo de caridad pastoral. Para vivir así es indispensable la oración.
Ser obediente: Como Cristo a su Padre. El nos redimió más por su obediencia que por su sacrificio.Obediencia es sujetar mi voluntad a Dios y sus ministros (obediencia apostólica). Todos en la vida estamos sujetos, dependiendo de alguien. El querer hacer lo que yo quiera me lleva al fracaso. La obediencia no humilla, ni degrada.
Ser hombre de oración: Un sacerdote que no ora es como un río sin agua. La oración es una dulce inclinación de nuestro corazón hacia Dios. Es necesario no rezar con prisa, ni con preocupaciones.
Hombre de ciencia: El sacerdote debe tener una inteligencia de la fe para saber dar razón de la fe y la esperanza.

Actuar.
1. A partir de esta reflexión ¿Qué haré para apoyar la vida del sacerdote?
2. Si Dios me llamara o llamara a uno de nuestra familia para su servicio
¿Con qué hechos apoyaríamos esa vocación?

Celebrar.
Hacer todos juntos la oración por las vocaciones.

MINISTERIOS SACERDOTALES

Objetivo: Descubrir que lo que un sacerdote hace está encaminado a su salvación y a la de los demás para colaborar con él en la tarea de nuestra santificación.

Ver.
Un hombre rico encerró a su hijo en un cuarto, en el que había una Biblia, un cheque y una manzana «Si mi hijo se come la manzana de seguro va a ser ingeniero agrónomo, si se concentra en el cheque, deberá ser banquero, si se pone a leer la Biblia se irá al seminario y será sacerdote». Después de una horas entró el señor al cuarto y el hijo había echado el billete en su bolsa y sentado sobre la Biblia y se estaba comiendo la manzana. «Sin duda pensó el señor, mi hijo será político».
¿Crees que los padres deben decidir la vocación de sus hijos?
Si Dios tomara uno de tus hijos para su servicio ¿Qué actitud tomarías?.

Pensar.
a) Ministerio de la Eucaristía: La Eucaristía es el centro, raíz, fuente y culmen de la actividad en la vida del presbítero, es en la Eucaristía donde los sacerdotes cumplen su principal ministerio. La caridad pastoral de los sacerdotes encuentra su plena expresión y su alimento en la Eucaristía.
b) Ministerio de la Reconciliación: Jesús llamó algunos discípulos para que estuvieran con él y les dio autoridad para expulsar demonios y liberar al hombre del pecado. El sacerdote es una sucursal de las gracias de Dios, por lo tanto cuidará el no hacer inútil la misericordia divina. Es un misterio tan sublime como difícil se necesita un corazón amoroso para reencontrar a la oveja descarriada. Debe tener una sólida piedad ser prudente y paciente, ser puro, tener la ciencia divina y humana. Debe saber conducir a las personas a la santidad.
c) Ministerio de la Palabra: El sacerdote es enviado para anunciar el Evangelio y ha de ser el primero en vivirlo «Siendo oyente atento de la Palabra y no predicador vacío» (ICor. 2,16).
d) Ministerio de bendecir: Su mano deberá estar alzada siempre para bendecir a sus ovejas, la liturgia de las horas es el medio para alabar, bendecir y dar gracias al Señor. El sacerdote hace posible que Dios baje y que la creatura suba y entablen un diálogo amoroso.
e) Ministerio de conducir: El sacerdote ha de revivir la autoridad de Jesucristo cabeza y pastor animando a la familia de Dios como una fraternidad para conducirla al Padre por medio de Cristo en el Espíritu Santo. «Testigos de los Sufrimientos de Cristo y participes de la gloria; apacentad la grey de Dios, que os está encomendada vigilando y velando, no forzados, no por mezquino afán de ganancia sino voluntariamente y de corazón, según Dios» (I Pe. 5,1-4).

Actuar.
1. ¿Qué haré para que haya más sacerdotes?
2. Como grupo o comunidad
¿Qué haremos en favor de las vocaciones sacerdotales?

Celebrar.
Cantar el Padre Nuestro o entonar el canto vocacional «Un joven soy».

LA VOCACION SACERDOTAL ES UN REGALO

Objetivo: Reconocer que toda vocación es un don de Dios y que Dios llama algunos para que sean sus amigos y hagan sus veces, para que estemos atentos a su voz.

Ver.
Algunos acostumbran regalar flores, otros dulces o juguetes, etc. Francisco le regaló su fotografía a su hermana y le dijo: Hermana, reza por mí. Don Juan le regaló a su hijo un auto para que fuera a la escuela.
1. ¿Tú, que es lo que acostumbras regalar a tus hijos, padres o hermanos?
2. ¿Qué será lo más grande que Dios nos ha regalado?

Pensar.
Es verdad que Dios, a través de nuestros padres, nos ha dado la vida que es el primer y más grande regalo que Dios nos brinda. También es cierto que nos ha hecho sus hijos por medio de Jesucristo. Pero él ha escogido a unos de entre los hombres para consagrarlos sacerdotes, no tanto por lo que son, lo que tienen o lo que saben sino gratuitamente como un regalo porque Dios escoge al que llama para hacerlo su amigo (Jn. 15, 14-17). Los escoge desde siempre, como le dijo al profeta Jeremías: «Antes de formarte en el seno materno te conocía, antes de que nacieras te consagré profeta de las naciones» (Jr. 1,5).
El sacerdocio ministerial es considerado por la Iglesia como un «don» instituido por Cristo para continuar su misión salvadora. La vida y el ministerio del sacerdote son continuación y la acción del mismo Cristo. En esto consiste la dignidad del sacerdote que es a la vez su identidad, la fuente de su alegría y la certeza de su esperanza.

Actuar.
1. ¿Qué hago y que haré en favor de los sacerdotes que conozco?
2. Como comunidad ¿Qué estamos dispuestos a hacer con tal que haya más sacerdotes?

Celebrar.
Se sugiere entonar ese canto u otro:
«Qué detalle, Señor, haz tenido conmigo, cuando me llamaste, cuando me elegiste,
cuando me dijiste que tú eras mi amigo.
«Te acercaste a mi puerta, pronunciaste mi nombre yo temblando te dije aquí estoy Señor.
Tú me hablaste de un reino, de un tesoro escondido, de un mensaje fraterno que encendió mi ilusión.

LA VOCACION SACERDOTAL ES UN MISTERIO

Objetivo: Valorar a los sacerdotes por lo que son y representan, porque Dios los llamó y los destina desde la fe, para apoyar su trabajo y orar por ellos.

Ver.
Sergio, joven gerente industrial con un brillante futuro, acaba de abandonar su trabajo y su profesión para iniciar sus estudios en el seminario y ser sacerdote. El piensa que creer en Jesús exige seguirle y responderle generosamente. El conoce de triunfos, deseos, problemas y tristezas.
¿Conoces un caso como el de Sergio?
Coméntalo en el grupo.
¿Crees que Dios llama a quien es capaz de responder? ¿Por que?
Si no hay vocación, no hay entrega total a Dios y servicio desinteresado..,

Pensar.
La vocación es un llamado de Dios, un don. Tiene una voz tan débil que necesita todo el silencio posible para percibirla. Dios llama a través de la fe y el hombre responde descubriendo en los hechos ordinarios la voz de Dios. El hombre tiene una historia como proyecto, aquí es donde Dios interviene ya sea directa o indirectamente (Fil. 2,5ss). La vocación del hombre se va fraguando en esa su historia, no se da de una vez para siempre y son los hechos históricos en los que va descubriendo si es o no para el caso. Para esto de la vocación se necesita la idoneidad: conjunto de cualidades psíquicas, físicas y morales que hacen apto al hombre, pero esto no es suficiente para lo más importante que es el llamado de Dios («Nadie viene a mí si mi Padre no lo llama»).
Con esto se reafirma que la vocación no es un sentimiento y no se nace con un distintivo especial en la frente, sino que hace del designio amoroso de Dios junto con la persona. Este llamado no es por necesidad de Dios sino porque Dios quiere atraernos hacia él (Heb. 2, 14ss).

Actuar.
Comprometerse a hacer una oración diaria, ya sea personal, familiar o comunitaria por las vocaciones.
Celebrar.
Se sugiere que antes o después del tema se rece el rosario pidiendo a María por las vocaciones sacerdotales.

LOS LAICOS Y SU VOCACION A LA SANTIDAD

Objetivo: Descubrir que todos hemos llamados a la santidad en el cumplimiento de nuestros deberes, para dar gloria a Dios en todo momento.

Ver.
Una paloma tenía deseos de saber qué era un pantano. Aquella tarde aterrizó en medio de un pantano extenso y de color obscuro. Sus alas blancas pronto quedaron enlodadas. Un sapo la vio y compadecido le dijo: «¿Cómo es que tú que fuiste hecha para volar, te dejas engañar por la curiosidad y caes en el lado podrido?» ¡Pero yo no me quedo aquí como tú!. Contestó la paloma y se remontó de nuevo al cielo.
- Se puede comentar la fábula en el grupo.

Pensar.
La santidad del Hombre consiste ante todo en la posesión de la gracia de Dios que lo transforma habiéndolo participar de la santidad de Dios. La gracia es la amistad con Dios y su principal expresión es el amor o caridad, fe y esperanza, junto con la práctica de las virtudes morales y humanas. El santo vive para Dios y para su prójimo. Santo es el que es justo y no busca sacar provecho a costa de otros, el que es bondadoso y capaz de perdonar no sólo las ofensas, sino también las deudas, es pacífico y no busca conflictos, es caritativo y se desprende de lo propio para ayudar y hacer feliz a otro. El laico tiene su misión importantísima en la Iglesia, pues, laico no es que queda a un lado de los sacerdotes.
El objetivo de esta vocación es el seguimiento de Cristo mediante una opción clara, definida y constante. El laico está llamado a ser santo y a formar parte de algún grupo, asociación o movimiento en la Iglesia. «Todos los fieles deben esforzarse, según su propia condición por llevar una vida santa» (CIC 210). Los seglares de hoy son los soldados del cambio en la Iglesia y en el mundo, precisamente porque no estamos destinados a salvarnos solos.

Actuar.
El Buen Pastor no tiene ninguna oveja estéril. 1. ¿Cómo viviré el Evangelio?
2. Como laico ¿Recibes los servicios del pastor de tu comunidad?
3. ¿De qué manera correspondes a la Iglesia y a Cristo?

Celebrar.
Se sugiere visitar a un enfermo, pobre, anciano o persona sola. O hacer una visita al Santísimo Sacramento.
Leer el Salmo 22.
Se puede cantar:
Cristo te necesita para amar, para amar.
Cristo te necesita para amar (2).
No te importe las razas ni el color de la piel;
Ama a todos como hermanos y haz el bien (2).

EL LAICO Y LOS MINISTERIOS

Objetivo: Profundizar en el conocimiento de los ministerios de los laicos, para comprometernos con Cristo en la comunidad.

Ver.
Cierto día, don Pancho decía al Sr. Cura: «En mis tiempos los padrecitos sí trabajaban, ellos hacían todo en la Iglesia, ahora sólo se la pasan dando órdenes a todos». El Sr. Cura contestó: «No es que estemos ordenando, sino que en la Iglesia se ha redescubierto la importancia y necesidad del trabajo de los laicos y se les están dando espacios de participación, logrando con ello un enriquecimiento en la comunidad.
1. ¿Cómo ves la postura de don Pancho?
2. ¿Es bueno que el laico trabaje en la Iglesia? ¿Por qué?

Pensar.
La vocación laical admite varias formas de vida: la soltería, el matrimonio, o bien, la respuesta generosa a Dios mediante la vida religiosa. Por cualquiera de estos campos, el laico debe servir en la Iglesia al Señor (lPe 4, 10-11). El laico también puede colaborar en la Iglesia por medio de los ministerios. Ministerios es la función encomendada a algunos miembros en la Iglesia para atender a los diversas necesidades pastorales. Hay ministerios ordenados: diaconado, presbiterado, episcopado y ministerios no ordenados, estos se refieren en especial a los laicos. En el ámbito de la Palabra, el laico puede ocuparse en la catequesis, la educación en la fe, en el servicio de la caridad, apoyando a los instituciones de acción social o de promoción de las personas y obras de caridad. En la Liturgia, podré ejercer los ministerios de lectorado y acolitado, ser ministros extraordinarios de la comunión. Los ministerios deben orientarse al crecimiento de la comunidad eclesial. Documento de Puebla 813.

Actuar:
1. Partiendo de mis cualidades ¿Cómo puedo servir a mi comunidad?
2. ¿Qué voy a hacer para conocer más acerca de los ministerios?
Celebrar.
Se sugiere leer y comentar los números 811-814 del Documento de Puebla y cantar «Sois la semilla...»

QUEHACER DEL LAICO EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO

Objetivo: Comprender que los laicos tenemos una misión específica en el mundo y en la Iglesia, para que hagamos crecer el Reino de Cristo.

Ver.
Un hombre entró a un templo a rezar, a los pies de san Martín de Porres lloraba amargamente. Ay, ssnif, no. Ay, ssnif, no. Repetía sollozando el infeliz Un hombre se le acercó y compasivamente le preguntó: ¿Qué te pasa, por qué lloras? Es que me quieren dar un cargo muy importante, de mucha responsabilidad en la presidencia y otro que el Señor Cura me quiere encomendar. Respondió entre lágrimas. Pues, renuncia al cargo, le aconsejó el recién llegado. No, no, prefiero llorar y pedirle ayuda a Dios.
Tú ¿Aceptas con gusto lo que la comunidad o la parroquia te encomiendan y lo realizas responsablemente?

Pensar.
Cualquier vocación exige madurez humana sin la cual, no podríamos responder alegre, generosa y responsablemente. El laico tomó su papel a partir del Concilio Vaticano II y debe ocuparse principalmente de la transformación de las realidades humanas y temporales. Laico es aquel fiel cristiano que optando por seguir a Cristo desde sus ocupaciones ordinarias de la vida familiar y social ejerciendo su apostolado en medio del mundo a manera de fermento. «Ustedes son la Sal de la tierra y la Luz del mundo» (Mt 5, 13-16). Por ello su misión, como parte activa en la vida de la Iglesia, se extiende al ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana. La vocación laical es tan importante que de la buena vivencia se espera el crecimiento democrático, cultural, económico, religioso y social, no es paz sin ella, la Iglesia perdería su dimensión de ser para el mundo fermento de salvación instaurado y viviendo los valores del reino. Ser laico quiere decir: ser enviado al mundo para hacer de él, un cielo nuevo y una tierra nueva, a ejemplo de Jesús que tomando la realidad humana lucho por transformarla, sanando a los enfermos, expulsando demonios, echando en cara la hipocresía y la injusticia de los fariseos, etc.

Actuar.
1. Como laico ¿En qué vas a imitar a Jesús?
2. ¿Desde hoy qué harás para transformar tu realidad personal, familiar y comunitaria?
3. Como laicos ¿Qué harás para transformar este mundo en más justo, pacífico, caritativo, etc.

Celebrar.
Entonar el siguiente canto o rezar el Padre nuestro
Tu Reino es vida, tu Reino es verdad.
Tu Reino es justicia, tu Reino es paz.
Tu Reino es gracia, tu Reino es amor.
Venga a nosotros tu Reino, Señor (2).

SER DEL LAICO EN EL MUNDO Y EN LA IGLESIA

Objetivo: Descubrir que somos llamados a edificar el reino para transformar el mundo en casa de Dios.

Ver.
Una mujer estaba agonizando. Tuvo la sensación de que era llevada al cielo y presentada ante el tribunal de Dios. El cual le preguntó: ¿Quién eres tú? «Soy la mujer del alcalde», respondió ella. ¡Te he preguntado quién eres, no con quién estás casada! «Soy la madre de cuatro hijos». ¡Te he preguntado quién eres, no cuántos hijos tienes! «Soy una mujer cristiana». ¡Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión! «Soy agente de pastoral vocacional». ¡Te he preguntado quién eres, no a lo que te dedicas! Y así sucesivamente respondiera lo que respondiera no logró dar una respuesta satisfactoria. Evidentemente no pasó el examen. Cuando se recuperó de la enfermedad, tomó la determinación de averiguar quien era.
1. Ante Dios, ante mí y ante los demás ¿Quién soy realmente?
2. Desde la fe en Cristo ¿Quiénes somos en la Iglesia?

Pensar.
Hoy más que nunca urge que sepamos quiénes somos, que hacemos y con que fin estamos en este mundo. ¿Quién es un Laico?. Laico viene del griego laos, es decir, pueblo. En la Iglesia, designa a los cristianos que tienen su misión en las tareas ordinarias del mundo: vida matrimonial, política, artística, comercial, profesional, científica, obrera a diferencia de las tareas del clero. Sin embargo, no se ha logrado una definición satisfactoria, pues muchas de esas tareas también las realizan los clérigos y algunos laicos (religiosos) renuncian a algo propio de los laicos, como el matrimonio, la política, etc. De ahí que a veces se defina al laico como «el que no es clérigo», por eso algunos prefieren hablar de tareas laicales y tareas clericales, pero la vocación a la vida laical es algo más que el «no ser clérigo». La vocación laical tiene como fundamento el sacramento del bautismo, la confirmación y la Eucaristía, o sea, el seguimiento de Cristo radicalmente. Esta vocación debe ser fomentada por los pastores, respetada y apreciada por todos. «Porque el pueblo de Dios está constituido en su mayoría por fieles cristianos laicos, ellos son llamados por Cristo como Iglesia». Agentes y destinatarios del Evangelio, a ellos se dirigen las palabras del Señor «Id también vosotros a mi viña» (Mt 20, 3-4). «Id por el mundo y proclamar la Buena Noticia a toda la creación» (Mc. 16, 15). Los laicos deben ayudar al mundo a levantar la mirada más allá y más arriba de las cosas materiales, hasta que la comunicación con Dios se convierta en liberación, los laicos son «llamados a ser santos» de acuerdo a la invitación del apóstol (IPe 1,15).

Actuar.
1. ¿Qué haré para conocer mejor mi vocación?
2. ¿Cómo viviré mi vocación?
Celebrar.
Se sugiere hacer como grupo, una visita a Jesús Sacramentado o cantar el Padre nuestro.

REYES POR EL BAUTISMO

Objetivo: Asumir el compromiso bautismal de servir, en el ejercicio de la caridad, para amar a Dios, a los demás y a nosotros mismos y a la naturaleza.

Ver.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace promesas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba el trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia en favor de Abrahan y su descendencia por siempre. ¿Cuál es la actitud de María en el Magnífica?

Pensar.
Nunca hay que olvidar que la esencia del bautismo es servir, por eso decimos que somos reyes, porque los reyes son los servidores del pueblo, los que están atentos a las necesidades de los demás. La facultad regia del bautismo apunta principalmente hacia la caridad en sentido pleno. Muchos piensan que caridad es sólo dar limosna u ofrecer agua o alimento; pero aparte de todo eso exige por parte del cristiano una entrega personal y amorosa, de respeto, diálogo y comprensión, aprecio por aquella persona como si se tratara del mismo Jesús o nosotros mismos.
LA CARIDAD HAY QUE PEDIRLA Y PRACTICARLA. A fin de que podamos decir con Cristo: «He venido a servir no a ser servido» (Mt 20, 28). Lo cual exige a ejemplo de María: «El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos» (Mc. 10, 44). No desaprovechemos los medios y oportunidades que tenemos para practicar la caridad a diario ya que el día final seremos juzgados por el amor, y así seremos recompensados. Lo mejor que nos podemos llevar de este mundo son las buenas obras. ¡Animo!

Actuar.
Se sugiere releer el Magnificat o cántico de María (Lc. 1, 46-55). Hacer un compromiso de ayuda a algún necesitado, enfermo o persona sola de la comunidad.

Celebrar.
Pegar en el pizarrón o en la pared recortes de periódicos o revistas, donde haya gente prestando algún servicio. Se reza el Padre Nuestro y Ave María y se canta: «Si yo no tengo amor...»

SACERDOTES POR EL BAUTISMO

Objetivo: Concientizarnos de que todo bautizado participa del sacerdocio de Cristo, para ofrecernos al Padre como ofrendas agradables, a través de la acción del Espíritu Santo.

Ver.
Un anciano indígena, de 82 años de edad, recibió el bautismo hace 6 años. En estos días está muy enfermo. Un misionero recién llegado lo visita, y entre otras cosas, le pregunta: Don Tenoxe ¿Cuántos años tiene?
- Padre, tengo 6 años. ¿Cómo que 6 años? No se lo puedo creer.
- Es muy cierto, Padre; tengo sólo 6 años; los años anteriores a mi bautismo no cuentan, porque estaba muerto.
1. ¿Crees qué haya bautizados, que estén muertos?
2. ¿Por qué muchos no viven su vida y vocación bautismal?

Pensar.
El sacerdocio que nos otorga el bautismo, es conocido también como el sacerdocio común de los fieles o gracia especial que en la Iglesia forman todos los fieles, donde ofrecen a Dios hostias espirituales por medio de Jesucristo al Padre y anuncian las grandezas de aquél, que los ha llamado para arrancarlos de las tinieblas y recibirlos en su luz maravillosa (IPe 2, 5-9). El Sacerdocio ministerial encarna las facultades de santificar, enseñar y gobernar al pueblo de Dios, mientras que el común es parte de la iniciación a la vida cristiana. Es preferible llamar al sacerdocio ordenado como el sacramento del orden o presbiterado, y el común es propio de todo fiel, no es ordenado, aunque los dos son sacramentos. El sacerdocio común nos capacita a todo cristiano para ofrecer la vida en sacrificio. Esto exige mejor conocimiento y amor a Jesucristo. El sacerdocio común es signo e instrumento de la íntima unión del hombre con Dios y de la unidad de todo el género humano.

Actuar.
1. ¿De qué forma puedo ofrecer mi vida a Dios?
2. En mi comunidad, grupo o familia ¿Cómo demostraremos lo que hoy hemos aprendido?
3. ¿Cómo ser hostia santa y grata a Dios?

Celebrar.
Leer la vida de San Francisco de Asís y reflexionar cómo él dio testimonio y vivió su sacerdocio común. Se puede cantar: «Entre tus manos..»

PROFETAS POR EL BAUTISMO

Objetivo: Asumir el don del profetismo que nos da el bautismo, para que a ejemplo de Cristo lo anunciemos como verdad y denunciemos la mentira que obstaculiza la llegada de su Reino.

Ver.
Había en Inglaterra un señor llamado Lord Paúl, hace 5 años. Decía que era un profeta de Dios, y todos lo debían obedecer. «Queridos hijos, ustedes viven muy mal, pero yo soy la verdad, los ayudaré, gracias a mí se salvarán. «Yo soy superior a Mahoma, Buda, Abrahan y a Jesús...» Se la pasaba denunciando lo malo, decía que era consejero espiritual, psicólogo, maestro de la verdad, pero sobre todo «profeta de sí mismo».

Pensar.
¿Ser profeta será sólo denunciar lo que está mal?
El bautismo nos da vida nueva: La vida de Cristo (Jn 3, 3-6;). Nos hace hijos de Dios, creados a su imagen y redimidos por el misterio de Cristo; podemos decir «Padre» (Rm 8, 15-17). Nos constituye en templos del Espíritu (ICor 3, 16-18). Ahora somos parte de la Iglesia, pueblo de Dios (IPe 2, 10). Ser profetas de Cristo quiere decir, entre otras cosas, anunciar donde quiera y siempre las palabras del Redentor.
Nos envía el Padre como profetas de Cristo, no de nosotros mismos. En este sentido todo bautizado es profeta, porque profeta no es sólo el que anuncia, preve el futuro o anima en el presente, sino también el que inconforme con el mal que reina en nuestro ambiente, lo denuncia prudentemente, propone soluciones a los problemas. El verdadero profeta cristiano es un hombre de oración, de caridad, de fe y esperanza y su denuncia y su anuncio se encuentra en su forma de vida, en su ejemplo, en la vida familiar, religiosa y social. De aquí nace el compromiso misionero que todo bautizado tiene. «Lleven el Evangelio a todas las naciones...» (Mc. 16, 15).
El profeta hace siempre el bien sin distinción de personas, edades, raza o formas de pensar. Todos los días tenemos la oportunidad de anunciar a Cristo, no perdamos tiempo.

Actuar.
1. Yo, ¿Cómo anuncio el Evangelio de Cristo?
2. De hoy en adelante ¿Qué haré para ser instrumento de Dios y cómo enseñaré a los demás las palabras de Jesús? (Se sugiere sacar y practicar un compromiso grupal).

Celebrar.
Darle a cada quien una vela, se encenderá primero una, luego con esa se encenderán todas las velas de esa, cada quien tendrá una, diciendo: «Recibe la luz de Cristo, llévala a los demás que son nuestros hermanos». - Se reza el Padre Nuestro y se canta con la vela levantada: Id amigos por el mundo...

CRISTIANOS POR EL BAUTISMO

Objetivo: Descubrir el «qué» y el «para qué» del bautismo y entender nuestra vocación cristiana, para comprometernos a ejemplo de Jesús y anunciar su Evangelio.

Ver.
En el año 66 el emperador Nerón, persiguió a los cristianos del imperio romano. Un día había muchos cristianos en una cueva orando. Cuando de pronto, alguien tocó a la puerta, eran 8 soldados que entraron amenazándolos. Dijo el comandante: ¿Usted es cristiano? No, contestó temblando de miedo Julio. Váyanse antes de que..., Y, ¿Usted es cristiano? Preguntó a Luis. No, señor, sólo vine a saludarlos. ¡Lárguese inmediatamente! Después dijo a los que sobraban: ¿Ustedes son cristianos? Sí, contestaron y no nos avergonzamos de Cristo. Nosotros también, dijo el comandante, pero nos disfrazamos de soldados para probar la fe y para ver si eran auténticos cristianos. Luego se pusieron a platicar y a rezar. ¿Qué opinan sobre la anécdota? ¿Ser cristianos, es sólo para cuando convenga? ¿Quiénes fueron verdaderos cristianos?

Pensar.
La vocación cristiana es ante todo, una vocación de amor. Como dice santa Teresita del niño Jesús: «Leyendo la Sagrada Escritura, entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase ese amor, ni los apóstoles anunciarían el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, el amor abarca todos los tiempos y lugares. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor». El bautismo nos da la vocación perfecta a la que puede aspirar todo ser humano.
Por el bautismo nacemos a una vida nueva, de gracia, de servicio, pues, nos hace hijos de Dios, hermanos de Cristo y templos del Espíritu Santo. Nos incorpora a la Iglesia de Cristo y nos otorga la triple función: sacerdotal o poder ofrecer nuestra vida a Dios. La función Profética; anunciar la Palabra de Cristo con esperanza. Real, porque nos hace reyes del servicio, la ayuda y la caridad gracias a la acción del Espíritu Santo, que infunde sus dones en nosotros.
El cristiano debe ser un soldado de Cristo, un hombre cambiado por Jesús (Col 2, 12 y Gal 3, 27) lo que nos obliga a actuar como él, a renovar nuestro compromiso y a ejercerlo diariamente. La vocación cristiana se nos da por el bautismo y nos exige que en medio de nuestro desarrollo humano, reproduzcamos los rasgos de Cristo hombre maduro, alegre, servicial, generoso, compasivo, etc.

Actuar.
1. ¿Por qué el bautismo será una vocación de amor?
2. ¿Qué voy a hacer para encarnar en mi las cualidades de Jesús?
3. De hoy en adelante ¿Cómo viviré mi vocación cristiana?

Celebrar.
- Si es posible, poner un póster enfrente que contenga a un niño pequeño, o una cartulina donde a un bebé lo estén bautizando. Mientras todos cantan: «Bautízame, Señor con tu Espíritu...»