Objetivo: Tomar conciencia, de que la vocación no es algo que ya se da como algo acabado, para poner los medios que nos ayuden a cultivar nuestro llamado.
Ver.
Seguido escuchamos opiniones a cerca de la vocación de las demás personas: Por ejemplo: Uh, desde niño se veía lo que iba a ser... Yo siempre lo dije, ella iba a ser una excelente madre de familia... etc. ¿Crees que las personas ya nacen con un destino y lo único que les queda es cumplir con esto y ya? Aún cuando las personas tengan ciertas cualidades para una vocación también ellas tienen que luchar. Toda vocación necesita preparación. Dios da las cualidades pero a Tí te toca corresponder cultivándolas.
Pensar.
Las disposiciones vocacionales que te puedan servir para cultivar tu vocación, se pueden resumir muy rápidamente de la siguiente manera
- Apertura. Estar bien dispuesto significa abrirte a todo aquello que está fuera de ti y constituye una llamada, una necesidad. Habrá que estar abierto a las personas, al mundo en que vives, a la Iglesia que te necesita, a Dios que te habla a través de todo ello. No basta con una apertura genérica, es necesario concretarla en relaciones como la de tu orientador vocacional, la de tus padres y maestros, la relación con Cristo en tu oración personal.
- Coherencia. Es necesario un mínimo de autenticidad. Para cultivar tu vocación debes hacer lo que piensas, sin justificarte, sin buscar
- Experiencia de Iglesia. Encontrar tu vocación es encontrar un lugar en
Actuar.
A continuación te ofrecemos una especie de decálogo, es decir, unas normas elementales para poder cultivar tu vocación. Examínate, pregúntate si las cumples en tu vida diaria.
1.- Ábrete a la realidad del mundo, de la sociedad, de los demás. No basta con mirarte a ti mismo. La vocación tiene que ver con los demás.
2.- Mantén una relación frecuente e íntima con Dios. Atrévete a plantearle a él, el problema de tu vocación y como ves el mundo que te rodea.
3.- No intentes caminar sólo. Busca a una persona que te pueda ayudar y déjate acompañar por ella en todo eso que te preocupa.
4.- Sirve a los demás en un apostolado. Intenta hacerlo con mucho desinterés, ocupando los últimos puestos y realizando trabajos silenciosos.
5.- Intenta ser radical en tus decisiones. Busca siempre lo mejor, lo más claro y exigente. No te conformes con cualquier cosa.
6.- Ensaya conductas cristianas en tu realidad: tu familia tu grupo, tu escuela o trabajo. Experimenta la alegría de comportarte como un verdadero cristiano.
7.- Aliméntate con la Palabra de Dios y los sacramentos. Utiliza estos instrumentos preciosos que Dios ha puesto a tu alcance.
8.- Considera las necesidades de
9.- Participa en algún grupo juvenil y haz la experiencia de la fraternidad entre jóvenes.
10.- Si ves claro en algún punto importante, no dudes más, toma una decisión sin buscar justificaciones para parecer indiferente.