22 de noviembre de 2007

REYES POR EL BAUTISMO

Objetivo: Asumir el compromiso bautismal de servir, en el ejercicio de la caridad, para amar a Dios, a los demás y a nosotros mismos y a la naturaleza.

Ver.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace promesas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba el trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia en favor de Abrahan y su descendencia por siempre. ¿Cuál es la actitud de María en el Magnífica?

Pensar.
Nunca hay que olvidar que la esencia del bautismo es servir, por eso decimos que somos reyes, porque los reyes son los servidores del pueblo, los que están atentos a las necesidades de los demás. La facultad regia del bautismo apunta principalmente hacia la caridad en sentido pleno. Muchos piensan que caridad es sólo dar limosna u ofrecer agua o alimento; pero aparte de todo eso exige por parte del cristiano una entrega personal y amorosa, de respeto, diálogo y comprensión, aprecio por aquella persona como si se tratara del mismo Jesús o nosotros mismos.
LA CARIDAD HAY QUE PEDIRLA Y PRACTICARLA. A fin de que podamos decir con Cristo: «He venido a servir no a ser servido» (Mt 20, 28). Lo cual exige a ejemplo de María: «El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos» (Mc. 10, 44). No desaprovechemos los medios y oportunidades que tenemos para practicar la caridad a diario ya que el día final seremos juzgados por el amor, y así seremos recompensados. Lo mejor que nos podemos llevar de este mundo son las buenas obras. ¡Animo!

Actuar.
Se sugiere releer el Magnificat o cántico de María (Lc. 1, 46-55). Hacer un compromiso de ayuda a algún necesitado, enfermo o persona sola de la comunidad.

Celebrar.
Pegar en el pizarrón o en la pared recortes de periódicos o revistas, donde haya gente prestando algún servicio. Se reza el Padre Nuestro y Ave María y se canta: «Si yo no tengo amor...»

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