22 de noviembre de 2007

LA SOLTERIA EN UNA VOCACION

Objetivo: Entender que el celibato en la vida de la soltería, es una vocación especial en hombres y mujeres, para vivir más plenamente la identidad de ese estado de vida.

Ver.
1. ¿Qué se entiende por celibato, fuera de la vida consagrada?
2. ¿Es posible vivirlo hoy?
3. ¿Qué valor tiene en nuestros días?
4. ¿Por qué la soltería se considera una vocación?

Pensar.
El celibato no está reservado sólo a la vida consagrada, sino que también existen laicos, que por medio del celibato encuentran su realización. Debido a esto podemos decir con certeza que la vida célibe en los laicos es una verdadera vocación.
Ya lo habíamos dicho en los temas pasados sobre el matrimonio, que no todos son llamados a la vida matrimonial, por incapacidad física y psíquica; pero además de estos hay otros que gozando de cabal salud han descubierto en el celibato su verdadera vocación.
San Pablo ve en la vida célibe el estado de vida perfecta: «Les digo esto no como mandato, sino como consejo: mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene de Dios su propio don: unos casados, otros sin casar» (Cor... 7, 6-7). Con esto San Pablo nos hace ver, que el celibato es un don de Dios, no es conveniencia de la gente para evadir responsabilidades.
Por tanto, Dios es el que llama y si llama El dará todo lo necesario y los medios para poder responderle a ese llamado. Con esta reflexión ya podemos pensar en nuestra propia vocación.

Actuar.
¿Realmente este es el estado de vida que Dios eligió para mí?
Bueno sería analizar mi vida delante de Dios, tratando de sacar a relucir cualidades y aptitudes y ponderar el llamado del Señor.

Celebrar.
Colocar alguna imagen del Señor en el centro de la reunión. Puede ser un cuadro, un crucifijo para simbolizar que El es el que llama y todos tomados de la mano entonar el siguiente canto vocacional u otro.
Tú, Señor, me llamas; tú Señor, me dices: ¡Ven y sígueme; ven y sígueme!
Señor, contigo iré; Señor, contigo iré. Dejaré en la orilla mis redes.
tomaré el arado contigo, Señor; guardaré mi puesto en tu senda,
sembraré tu palabra en mi pueblo, y brotará y crecerá Señor, contigo iré, Señor, contigo iré

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