22 de noviembre de 2007

LA CASTIDAD EN LA VIDA RELIGIOSA

Objetivo: Entender que la castidad de Jesús es para el religioso (a) el mejor ejemplo de entrega a Dios, para vivirlo y apreciarlo como regalo divino.

Ver.
La castidad como virtud evangélica es expresión de un radical sentido aprendido y de un inextinguible anhelo por el «día del Señor».
Empuja a la ayuda solidaria a aquellos para quienes ser célibes significa soledad, «no tener a nadie», para quienes el celibato no es ninguna virtud, sino destino de la vida; la castidad como virtud evangélica empuja a ponerse al lado de los que son cerrados por la ausencia de esperanza y por la resignación. Hoy la castidad es vista como algo anticuado, algo fuera de «onda». Ser casto es no ser hombre o no ser mujer. El ambiente de los pueblos es este. Los M.C.S. También son cómplices de esto. El amor verdadero para ellos es besos, caricias, cama.
Tan sólo demos una miradita a las películas, novelas, revistas, canciones y nos daremos cuenta de esta realidad. Agreguemos a esto el miedo a educar en la sexualidad por parte de los papás y maestros. Esto hace que haya pocas personas que quieran ser castas. Sin embargo hay personas que quieren darlo todo por la causa de Cristo y contra todo quieren ser castos. Un ejemplo son los religiosos.

Pensar.
El Concilio Vaticano II deja bien claro que todos los fieles cristianos tienen la vocación a la perfección de la caridad. La vocación a la santidad está abierta a todos por igual.
El religioso está puesto para garantizar que esta doctrina predicada sea vivida realmente, el muestra públicamente que esto es posible. Si el religioso olvida o desconoce este misterio de su vocación, las tareas pueden absorberlo de modo que carezca de sentido.
Los religiosos tienen en su vida consagrada un medio privilegiado de evangelización eficaz. A través de su ser más íntimo encarnan la Iglesia deseosa de entregarse al radicalismo de las bienaventuranzas.
Ellos son por su vida signo de total disponibilidad para con Dios, Iglesia, los hombres. «La profesión de los consejos evangélicos aparece como un distintivo que puede y debe traer eficazmente a todos los miembros de la Iglesia a cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vocación cristiana» (LG 44). a) La castidad es un don, regalo de Dios (Mt 19, 11-12). b) Ejemplos de castidad son Judith y José (Jdt. 16, 22; Gn 39, 1-20). c) La castidad, signo de los bienes celestes y medio aptísimo para que los religiosos se consagren fervorosamente al servicio divino y las obras de apostolado» (PC 12). d) «En la virginidad y el celibato la caridad mantiene su significado original a saber, el de una sexualidad humana vivida como auténtica manifestación y precioso servicio al amor de comunión y de donación». (Pastores dabo vobis 29).

Actuar.
a) Meditar con frecuencia en la castidad como don de Dios para una entrega generosa a los demás y como don que nos hace más humanos, más personas.
b) Valorar el sexo opuesto. Saber relacionarnos con él en un ambiente de limpieza y sinceridad.
c) Saber escoger lo que platicamos, lo que oímos, lo que vemos.
d) Para ser casto se necesita orar, pedir el don. También la dirección espiritual.
e) Para ser casto se necesita entrega al ideal.

Celebrar.
Se sugiere que se rece el santo rosario antes o después del tema Un canto a María modelo de pureza.

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