22 de noviembre de 2007

HIJOS DE DIOS Y HERMANOS DE CRISTO

Objetivo: Comprender el misterio de la encarnación de Cristo, para respetar más la vida humana en estos tiempos en que es despreciada.

Ver.
Don Justo va a cumplir sus 85 años. Hace tiempo que vive solo en su casucha, parece reumático y muy apenas puede andar. Tiene ocho hijos todos ellos hombres importantes en el pueblo, además muy ricos. Un día le dijo a su hijo Antonio que si no lo admitía en su casa para poder pasar en paz los últimos años alrededor de sus hijos y nietos. Antonio le dijo que lo consultaría con su esposa y sus hijos. Ellos pensaron que el viejo sería una carga para ellos por eso no lo recibieron. Pensaron que un viejo es un estorbo, son caprichosos, necios, corajudos y sucios además, no tendrían tiempo para ir al club, a la unidad, a la disco, a las reuniones sociales. Don Justo ante la negativa pensó que para vivir y morir sólo, estaba mucho mejor en su casa, donde todas las tardes ve caer el día mientras reza su rosario a María. 1. ¿Entre nosotros habrá casos como éstos? 2. ¿Cuáles serán las causas y las consecuencias?

Pensar.
La grandeza del hombre está en ser hijo de Dios y hermano de Cristo mediante la acción del Espíritu Santo. El hombre vive por la vida de Dios, por eso, la vida humana es divina por recibir de Dios su aliento y su fin, por eso no se puede sacrificar, vender o comprar. Dios no se complace en la muerte, sino en las vida y cuando da la vida la da para siempre. Dios quiere al hombre vivo y libre, superior a toda la creación pero inferior a su creador. Con la vida y la libertad (claro rescatados por la bendita encarnación de Cristo en el seno de María donde habiéndose uno de nosotros nos redime y por El podemos decir que «el misterio del hombre sólo se explica en el misterio de Cristo» (G.S. 22). Es a la vez un compromiso para crear un mundo más digno para todos mediante el proceso científico y el crecimiento espiritual. La Biblia nos dice que Dios creó todo gradualmente, primero cielo y tierra, luego luz, el agua, la vegetación, los animales y luego al hombre como conclusión, que implica autoridad sobre la creación y principalmente cuidado y respeto. No hay razón para despreciar la vida. Si despreciamos la vida o a los seres vivos, lo mismo que si les negamos el calor del hogar, el cariño, el respeto y el amor, estamos despreciando directamente a Dios porque El es la vida, el amor... Se sugiere leer la Biblia en Gn. 1, 1-28.

Actuar.
1. Cristo vino a servir ¿Le hago caso a las necesidades de los demás?
2. ¿Por qué a veces desprecio a niños, enfermos, ancianos?
3. Si además de ser imagen de Dios soy su hijo ¿Por qué mancho esa figura con el pecado?

Celebrar.
Se sugiere hacer una oración al Creador por las maravillas de la naturaleza y la perfección del hombre (Alzando los brazos), una oración a Cristo por su Encarnación y redención que nos hace hijos de Dios en el Hijo (de rodillas). Una oración al Espíritu de Dios que con su luz y guía nos hace hermanos, hijos de un mismo Padre (inclinando la cabeza). Se puede cantar el Padre nuestro u otro canto (tomados y levantando las manos).

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